No puedo hablar de desventuras,
Ni que la vida me ha cagado.
Es mi vida una aventura,
Yo he sido siempre hombre malo.

Estoy en los pavos en que me crío,
Ahuyentando algunos monos.
Es mi espada como un castigo,
Para aquellos que se dan por locos

La tragedia me es cosa ajena.
Para mi no existe el gallo,
Que sea dueño de mi condena,
Son todos malos, hasta que conocen mi saco.

Perturbaos es su conciencia,
No son dueños de su destino.
Viven haciendo diligencia,
Y siguiendo un mismo camino.

No me teman por malvado.
No son ustedes parte del mandado.
A mi el cielo solo me ha encomendado,
Acabar con el hombre malo.

Bueno aquí ya me despido,
Con un saludo amistoso.
Es mi escrito tu castigo,
Eso te pasa por curioso.