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Hoy es la primera vez, luego de mucho, que logro encontrar coherencia a ciertas partes de mi vida, que por alguna razón escapaban de toda lógica. Mas que un cuento o narración, lo único que intentare con esto, será dejar en sus manos mis difusos recuerdos. Esperando conclusiones de los lectores. Quizás yo este equivocado y alguno de ustedes, pueda resolver, uno de los tantos misterios que colman mi existencia.

La ciudad de paredes membranosas

En la villa sólo existía un puesto de ventas, en el cual se comerciaba todo lo necesario para poder vivir tan alejado del mundo. El pueblo constaba de solo seis casas; todas de gran extensión, y de aspecto añoso. En una de ellas, mi juventud sufrió traumas de gran envergadura, tanto así, que de aquella morada lo único que evoco son especies de sueños.
Era una casa de suelo alfombrado de par en par y todas las puertas estaban talladas con singulares diseños. Yo junto con mi novia de turno, habíamos decidido ir a convivir como lo hacían las parejas de verdad. Luego de unos meses por alguna razón ella dejo el pack completo (Andrés, Casa, Gato y Pueblo). Nuevamente estaba solo y parado en la nada, en ese momento comencé a tener accesos de miedo, era extraño sentirme perseguido en tan solitaria morada. Pero algo más allá de esto llamaba mi atención. Una puerta, de colores extremadamente opacos, y en la cual hasta la manivela causaba temor. Si..., al parecer estaba tapizada por dentro, lo cual era sumamente perturbador, dado que carecía de ventanas. El comerciante, mi única compañía, no paraba de comentar muy detalladamente, cosas atroces que acaecieron en el pueblo, desde asesinatos a violaciones, llegando a crímenes de tal crueldad que la imaginación sé hacía escasa. Tal vez por eso nació en mí la impresión de que esa puerta, guardaba más que muebles viejos. Trate de abrirla de múltiples formas, mas nada fue capaz de soltarla, finalmente, decidí perforarla en la parte media.
El orificio permitía apenas que cupieran mis hombros. Al comenzar la forzosa tarea, de penetrar en el inmueble, pude percatarme de un fuerte olor a putrefacción salía a raudales por la entrada, tan intolerable era, que tuve que detener mi tarea un par de horas para vomitar el desayuno. Lapso… desperté, tenía los ojos llorosos y la sangre de mi nariz se mezclaba en múltiples colores sobre el alfombrado del pasillo, fui al baño, me lave los dientes y luego limpie la gran costra que cubría mi mentón, entre en mi espaciosa habitación, traté de dormir un par de horas, pero la cama sudada se volvía cada vez mas viscosa, estaba todo oscuro y al levantarme a buscar al gato que aullaba, se debilita mi relato… ¿Resbalé apenas mis pies tocaron el suelo? ¿Me arrastre sobre aquella argamasa pútrida? Y al acercarme a la puerta, ¿esta no tenía un agujero en medio?
Al abrir los ojos estaba en una comisaría, pregunte porque estaba allí, los gendarmes soltaron a reír. Uno pequeño y fornido se acerco al calabozo y me dijo: – ¿Te parece poco como dejaste al gato?—solo eso me bastó para tratar de no comprender lo que había pasado, no preguntar, ni comentar, solo guardar silencio y esperar a que pasara esa extraña noche….


Texto agregado el 25-11-2005, y leído por 191 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
20-12-2005 es mi idea o este cuento lo escribiste antes, y ahora lo modificaste y alargaste su final????? la_pincolla
01-12-2005 ño!... me saco un zapato y saludo con el... es que se podra decir que tienes problemas de formas y muchas pajas mas, pero al final, usted tiene mano para esto y no pare, palante socio, no pare. post-it
 
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