Mi niño hermoso,
pedacito de cielo,
mi pequeño romántico
que me regala flores
en la calle,
que me dice que
soy linda,
que me pide un
beso en cualquier
momento,
que se duerme
en mis brazos,
celoso y sensible,
más que yo...
Mi niño hermoso,
pedacito de cielo,
amiguito de mi vida,
que se pone triste
cuando me ve mal,
y ríe cuando yo me río,
que no se asusta
cuando le hago de monstruo,
es más, él quiere
ser el monstruito para
asustar conmigo.
Mi niño hermoso,
que no come ensaladas
y es loco por yogurts,
que gusta de jugar
tanto como hablar,
que cuando se enoja
tiembla todo con sus gritos,
y cuando se le pasa
nadie es más tierno que él.
Suave su piel clarita,
sensible a mi tacto
de madre,
cabello feo y rebelde,
carita de ángel travieso,
mi sonrisa es la de él
y los ojos de su padre,
gordito lo suficiente
para ser irresistible a su ternura,
manitas pequeñitas,
inquietas, curiosas y agresivas...
van adonde sea y como sea,
sin límites para descubrir.
Mi niño hermoso,
pedacito de cielo,
que está en la cama durmiendo,
atravesado en la mitad,
destapándose;
su infantil respiración en mis oídos,
qué hermoso es oírlo,
qué hermoso es verlo,
qué hermoso es saber que
está aquí, protegido,
resguardado por un sueño
de Dios,
cubierto con el amor de sus padres.
De la mano conmigo
siempre lo tendré,
vaya adonde vaya en
sus caminos estaré,
con mi alma lo protegeré,
mi corazón con él irá,
cubriendo de besos
su alma de niño,
amamantando sus sueños
en mi regazo,
secando todas sus lágrimas
y enseñándole que la vida
es ser feliz...
como yo soy a su lado,
como él es ahora,
mi niño hermoso,
observado y vigilado por su madre. |