La fallida poesía de un hombre ciego

Que dios se apiade de mi persona, entre tantas.
La naturaleza me escogió, como filtro, en su poseía y
Palabras me faltaron e importantes detalles se escaparon,
Provocando un cortocircuito, de imágenes descoloridas.

Restando a mí, el hombre, enceguecido por los vientos de las costas patagónicas, ya nadie se encontraba en aquella playa un día jueves, en el que la vista me ardía, por las mismas fuerzas que traspasaron, esta, mi existencia.