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Estacionó la jeepeta justamente frente a la entrada del edificio, se desmontó muy lentamente arreglándose el saco con mucho cuidado, se desplazaba por el vestíbulo del enorme edificio.

Dejó el vehículo encendido y mal estacionado, con el propósito que un empleado inferior lo llevara al estacionamiento, mientras él continuaba libremente por los pasillos que lo conducían al elevador.

Caminaba como todo un pavo real, se sentía muy orgulloso de su persona, superior a la especie humana, se creía lo mejor de lo mejor.

Entró al elevador y digitó en el botón no. 12 y sacó de su maletín un sobre de cartón en el cual aparecían las letras FedExp., el sobre estaba lleno de documentos los cuales lo presentaría al ministro del Ministerio de Violación Ambiental, el cual tenía su oficina en el piso al cual se dirigía.

El sobre estaba en manos del viceministro del mismo ministerio, el cual estaba seguro que ese puesto le quedaba pequeño.

Antes de salir del elevador colocó debajo de su brazo izquierdo el mencionado sobre, mientras sujetaba con la mano derecha su maletín de piel de cocodrilo criollo (extraído del Parque Nacional Lago Enriquillo), y luego salió del cajón que sube y baja.

De inmediato se dirigió a la oficina del flamante ministro con su sobre debajo del brazo, parecía que contenía algo muy valioso porque cada vez que lo miraba de reojo se sonrojaba.

Al llegar a la hermosa oficina, se dio cuenta que aún no había llegado como era natural, pero no se fue a trabajar para su oficina que estaba un piso más arriba, sino que esperó dentro.

Cuando el ministro llegó se encontró con la sorpresa que el viceministro estaba sentado en su amplio sillón del piel morena y con los pies encima del escritorio hecho de ébano verde de la Reserva Científica de Constanza, de inmediato el vice se paró de un brinco y le dijo:

-¡Ya, por fin llegó la cuestión!

El ministro entendió de inmediato y transformó su rostro recio y planchado a un rostro flexible y arrugado, reflejó gran alegría como si le hubieran dado una gran noticia.

Ambos comenzaron a celebrar, se abrazaron fuertemente y saltaron emocionados, se pasaron toda la mañana celebrando en la lujosa oficina estatal, bebiendo y comiendo con gran júbilo y gozo, pero todo a cuenta de los bolsillos del estado.
El ministro no estaba convencido totalmente y de veces en cuando le peguntaba:

-¿y es verdad, todo bien?, aún no lo creo, que esos entupidos nos hayan pagado por darnos un material tan valioso, y lo más grande de todo que también nos dieran una comisión en dólares, ¡y que comisión!

En una el vice lo interrumpió diciendo:

-¡y tan solo por una firmita vieja!

Al poco tiempo, lejos del Ministerio de Violación Ambiental se desató una sarna en un poblado pequeño llamado Samaná. Al paso de los días la sarna aumentó a punto que las autoridades de salud pública se vieron en la obligación de acudir al lugar e investigar bien a fondo las causas de dicha enfermedad la cual nunca se había registrado en el país.

De inmediato se dieron cuenta que el problema había surgido después que llevaron al lugar unas barcazas llenas de miles de toneladas de un material desconocido que parecía lodo de cloacas pero que nadie sabía con seguridad lo que era, ni quien había autorizado el desembarque de tal material que estaba matando a la gente.
En el poblado la gente estaba al grito y no de la moda, sino totalmente desesperadas porque no encontraban que hacer con la horrible picazón que provocaba el misterioso material volátil proveniente de Puerto Rico según titulaban algunos periódicos locales.
Los niños enfermaban constantemente, habían problemas respiratorios por todo el lugar, problemas estomacales, sanguíneos y sobre todo una horrible sarna que no dejaba a la gente en paz y que estaba provocando que las personas se llevaran los pedazos de piel entre las uñas.
La población tenía un miedo extra por las posibles consecuencias trágicas que el material podría traer en el Santuario de Mamíferos Marinos de las costas de Samaná y afectar el turismo en la zona. Turistas de diferentes lugares visitaban el lugar desde el 15 de enero hasta finales de marzo para ver el magnifico espectáculo natural de las ballenas jorobadas. Muchos de los afectados por la sarna vivían del turismo.
La gente ya no encontraba que hacer y no se veía solución al asunto, nadie sabia de donde había llegado tal maldición, los medios de comunicaciones se alarmaron con el hecho y exigían explicaciones del asunto, pero nunca la hubo y aunque se hicieron varias protestas de parte de los defensores del medio ambiente incluso frente al muy alto edificio del ministerio, nunca hubo respuestas en relación al problema.

PRIMER FINAL:

Fueron muchos los daños que causó el inofensivo material en aquel humilde poblado (inofensivo según el ministerio de violación ambiental), el medio ambiente quedó atropellado totalmente por las autoridades que debían defenderlo, pero como siempre nunca aparecieron los culpables y ahora los responsables deben andar por ahí como hombres y mujeres de gran honor y reputación en la suciedad o sociedad.

Pero a pesar de todo la población se benefició en algo con este abuso ambiental, aunque usted no lo crea el pueblo pudo agregar a su lenguaje una palabra nueva, una palabra que en el país no existía, la cual se repitió muchísimas veces: Rockash, Rockash, Rockash.

SEGUNDO FINAL:

Fueron muchos los daños que causó el inofensivo material en aquel humilde poblado (inofensivo según el ministerio de violación ambiental), y esta mala actitud de las autoridades provocó gran enojo en la población que decidió a unanimidad hacer justicia con sus propias manos y juzgar en el parque Independencia a los responsables.
El ministro y viceministro al enterarse de la situación, decidieron escapar disfrazados de mujeres, pero fueron apresados por la población en el aeropuerto cuando iban a tomar un vuelo a El Salvador.
Hoy todos los ministros y viceministros tienen presente el hecho y trabajan con mucha precaución en beneficio de la población, quienes pagan sus elevados sueldos.

TERCER FINAL:

Texto agregado el 29-11-2005, y leído por 440 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
14-12-2005 Es un buen cuento amigo, se lee de manera ágil, en ningún momento se pierde la necesidad de seguirlo y descubrir el final. Van mis * y un saludo. tatuadodemar
07-12-2005 Las epidemias, y en este caso unos culpables tras ellas... Ocurre mucho, hasta en la vida más cotidiana, que pagan justos por pecadores. Has tratado un tema comprometido con la sociedad, lo cual es de elogiar. Y buen estilo. Un abrazo. Marisa. Ruth
06-12-2005 Lo siento, no pude sustraerme a los rasquidos que no me dejaron leer tranquilo este interesante texto. Las negociaciones bajo cuerda son tema para llenar un voluminoso libro y esta denuncia nos refleja cuan perverso puede ser el hombre cuando avizora un beneficio económico de oscura procedencia... gui
06-12-2005 Me parece bueno. Algo que no se aleja de nuestra realidad latinoamericana. malinate
05-12-2005 Creo que es una realidad que se da en muchios lados, me gusta que detalles todo acontecimiento, te felicito. KARLINA
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