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Inicio / Cuenteros Locales / aurelio / Los huesos en los platanares verdes.

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El juez siguió escarbando las sepulturas clandestinas que habían sido localizadas por los campesinos. -Donde están esos platanares verdes se encuentra la tumba de Xinal -susurró Fermín al oído del juez que conducía la investigación. En toda la comarca era evidente ese verdor que hasta en las noches de lluvia aún de lejos se podía observar y que deslumbraba a la manada de loros bullangueros que visitaban el lugar. El juez y su séquito escarbaron arduamente hasta encontrar los huesos de Xinal en la profundidad del foso. Los huesos brillaban, parecían fosforecentes por su blancura sin mácula. -¿Y a éste cómo lo mataron? -inquirió pacientemente el Juez. Fermín, que no se había despegado del magistrado desde el primer momento, inició su narración: -Lo denunciaron de ser insurgente, pero realmente no lo era -dijo pausadamente-. Vino el teniente con la tropa y ordenó a la comunidad ejecutarlo. A las seis de la mañana tocaron la campana de la iglesia que no tiene sacerdote desde hace muchos años y las cuatrocientas veintiuna personas del lugar se reunieron en la plaza para oír las instrucciones. Nos ordenó amarrarlo a la ceiba y nos obligó a cada uno de los varones a darle un machetazo. Eramos noventa en ese momento -dijo Fermin sollozando-. Imagínese recibir tantos machetazos. Yo le di con la parte plana del machete, pero el teniente se dio cuenta y me obligó a repetir la acción -agregaba Fermín, ahora llorando profundamente-. La verdad es que todos los adultos de la comunidad nos sentimos culpables del hecho, pero no teníamos ningún otro camino, excepto el de morir también si nos negabamos a la orden del teniente -afirmó Fermín con desaliento.
El juez siguió escarbando en los pedazos de vestidura que todavía estaban pegados a los huesos de Xinal hasta que encontró en la bolsa de la chaqueta que tenía puesta el día de la ejecucíón unos dados, un par de llaves y una notita todavía visible dirigida a su esposa que decía: "El día que me entierren que sea bajo los platanares del pueblo.
Xinal".


Texto agregado el 02-12-2005, y leído por 286 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
01-06-2008 Es una buena narrativa de un tema que nos es común en latinoamérica, remueves la herida que ahí está, que no sanará hasta que renvindiquemos a todos esos hermanos que con razón o sin ella han muerto en una guerra mucho más sucia y denigrante que ninguna otra. Tal vez como metáfora pudiera decirse que el verdor extraordinario de aquel platanal sería la esperanza anciosa que muchos todavía tenemos para que esos actos criminales cesen para siempre.*****Saludos. sagitarion
19-05-2008 oye, perdónenme la vida por ese "realizmo", que es "realismo", que mal error de tipeo, no de ortografía, de verdad siento el ruido que pudo causar. celiaalviarez
09-03-2008 ups! realismo con s (error de tipeo) celiaalviarez
09-03-2008 es una buena anécdota, aunque tiene algo, no sé, en la forma de marrarlo, que no termina de calar, tal vez es porque está muy compacto, en un solo párrafo, o el cambio de tiempo de segunda a tercera persona, no sé. Pero es un buen tema, con el toque de realizmo mágico y un trasfondo histórico que da para mucho. celiaalviarez
18-09-2006 la conchita, se vaya a la conchita de su mamita, Aurelio, un buen cuento, tiene algo del realñismo magico que nos ssume a toda la america latina, tiene de la verdad de estos años y las barbaridades con los que de alguna manera se han sumado al pensar de muchos qu es, cambiar el mundo, tiene de la accion de alguien que acusa al hermano y por ello es muerto, tenga o np que ver con la insurgencia y por ultimo...Tiene mucha fuerza. mis5* curiche
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