Un niño que amaba la Navidad. Como no hacerlo cuando esta llena de esa magia, fin de pleitos, solidaridad, alegría en lugares donde en ninguna otra época del año hubo...

Su sueño evidentemente era ser quien proporcionara esta alegría a las demás personas, ya que eso era lo más alto a lo que cualquiera pudiese llegar...

Ese año tubo una gran idea... una idea tan magnífica que le daría el título tan anhelado y planeo llevarla a cabo el día mismo en que ese ser tan especial se apoderaba de su sueño como algo cotidiano...

Esa noche no durmió, en vez de eso se oculto detrás del adornado árbol de Navidad a esperar a que el simpático viejo descendiera de la chimenea a por sus galletas y leche... y cuando por fin lo hizo.... ¡PUF!

Un batazo directo al ojo del regordete amigo de los niños, quien se intento parar de inmediato con el ojo reventado, y dejando el piso ensangrentado alza su mano hacia el cuello del pequeño inocente niñato...

Y entonces fue... un ruido lleno la sala donde la pelea se llevaba a cabo... era el niño... en su mano una pistola... y en sus pies el frío cráneo del asesinado...

Ahora podía realizar su sueño... ahora podía ser quien trajera la felicidad a todos... ahora podía ser feliz...

Subió al trineo estacionado en su techo... condujo a los renos... pero ya nada... se dio cuenta que no tenía idea... ni donde ir, ni como conducir a estos animales... cuando diviso delante de él un avión...

Ya no hay trineo, no hay renos, ni menos niño... tan solo un desesperado grito; "¡Papa Noel!... ¡olvidaste tu ruta!". Un grito entre sollozos por parte del piloto del avión homicida...