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Recuerdos de Inti-Illimani

Luis Cifuentes S.

Leyendo los envíos de Pedro Yáñez (pedropensador) acerca de los comienzos del Inti, me sentí alentado a escribir los míos.

De acuerdo a mi disco duro (que es cada vez menos duro), hubo tres “inventores” de Inti-Illimani. En orden alfabético, Jorge Coulón, Horacio Durán y Pedro Yáñez. Todo esto ocurrió en la Universidad Técnica del Estado (UTE). Jorge había propuesto, el año 66, la creación de una orquesta folklórica; Horacio había sido uno de los impulsores de la creación de una peña; por su parte, Pedro fue el primero que propuso crear un conjunto con las características que luego tuvo el Inti.

En todo recuerdo del pasado distante se traslapan las memorias y hay, por cierto, discrepancias en los hechos, en las fechas y, sobre todo, en las secuencias de eventos. Hay varias personas a las que he escuchado atribuirse apasionadamente la creación de la peña de la FEUT (Federación de Estudiantes de la UTE), por ejemplo, y así pasa con todo. Lo cierto es que las peñas en Chile constituían un movimiento cultural masivo y trascendente, de modo que la idea “estaba en el aire” en todas partes y cualquiera que pusiera empeño podía crear una peña. No sé quién fue el primero que propuso la idea ni cuántos intentos hubo antes que la Peña de la FEUT adquiriera existencia continua, pero sí recuerdo que, a partir de entonces, el que más trabajó en ella fue Horacio Durán, que se preocupaba de conseguir artistas, empanadas y vino, vender las entradas, acomodar mesas y sillas, etc.

Yo fui uno de los que se acercó al Centro de Alumnos de la Escuela el año 66 a propósito de la propuesta de Jorge Coulón de crear una orquesta folklórica y allí se armaban guitarreos, se conversaba sobre folklore, nos enseñábamos mutuamente canciones, nos instruíamos en instrumentos, se armaban y desarmaban dúos, tríos y cuartetos.

Los encuentros ocurrían en el ‘Casino de la China’ (que en realidad era japonesa y se llamaba Teresa) que estaba en la Escuela de Artes y Oficios (Av. Ecuador 3659, edificio que la EAO ocupaba desde los 1890 y que hoy es Monumento Nacional) en el subterráneo frente a la cancha de hockey, que también se utilizaba para baby-fútbol. La cancha se situaba junto a la salida de la EAO que daba a la Villa Portales. Alguna vez también nos juntamos en el Teatro de la EAO.

De allí, en torno a la música, salió un trío, pero no musical sino de estudio: Jorge Coulón, Ciro Retamal y yo (los dos últimos, compañeros de curso) nos pusimos a estudiar juntos para las pruebas comunes de matemáticas y física y lo hicimos por lo menos un año académico entero. Además, hablábamos mucho de música y como los tres tocábamos guitarra (Jorge más que Ciro y Ciro más que yo) a veces guitarreábamos. Jorge me enseñó “Qué mala suerte” y “La rosa de los vientos”, que él cantaba como solista en la Peña de la FEUT; Ciro me enseñó el “Paraná en una zamba” y "Pastor de nubes". Pero nunca actuamos como trío musical en ninguna parte.

Siempre me impresionaron la voz y calidad interpretativa de Jorge, que en años posteriores han quedado de manifiesto en conmovedoras grabaciones del Inti tales como “Arriesgaré la piel”. Yo sabía de la existencia del dúo Huayrapamushka que Jorge había integrado con Max Berrú y de Los Nubarrones, donde participaba también el recordado Willy Oddó (uno de los cuatro Quila de la UTE; los otros tres fueron el Huacho Parada, Hernán Gómez y Pato Wang), pero no recuerdo haberlos visto actuar.

El 66 conocí a Horacio Durán, quien andaba siempre con su charango a cuestas (¿o fue una guitarrilla en los comienzos?). Lo identifiqué como persona de izquierda y a fines del 66 fuimos candidatos en la lista del MUI (Movimiento Universitario de Izquierda) al centro de alumnos del Depto. de Química de la Facultad de Ingeniería y resultamos elegidos, Horacio como presidente y yo como vice presidente. A Pedro también lo conocí ese año y lo identifiqué por su risa campechana tan característica y por su gran interés por la guitarra.

Para mí, entonces, el Inti, que comenzó sin nombre, tuvo tres inventores (ya nombrados) y dos afluentes: de un lado, la corriente Jorge-Max y de otro, la corriente Pedro-Horacio, ambas originadas el 66. Los demás participantes fuimos menos trascendentes y efímeros.

De hecho, una vez fundado el “conjunto sin nombre”, su composición era variable y poco definida. A los ensayos llegaba gente distinta de la que luego aparecía en las actuaciones y recuerdo que una vez, en una actuación en una población, se subió al escenario el hermano menor de Pedro, Fernando Yáñez (a) “El Bolo”, que nunca, que yo recuerde, participó en los ensayos. Como todos lo conocíamos, no hubo ningún problema ni reparo. En general, no recuerdo problemas notorios de ego ni rivalidades personales en los inicios.

Como ejemplo del carácter fluido y difuso del conjunto en sus primeros tiempos, yo, por ejemplo, creía que el percusionista del grupo era el Piduco (Luis Espinosa) y que, cuando yo me subía al escenario estaba de alguna manera reemplazándolo a él. Por su parte, entiendo que el Piduco (con quien nunca tuve roce alguno, por el contrario) pensaba lo mismo respecto de mí, y coexistimos en el conjunto hasta mi retiro en julio del 67.

Por su parte, Max recuerda que él entró a reemplazarme a mí como percusionista, mientras que yo entendí que Max entró por su calidad de cantante más que por percusionista (a decir verdad, estimo que Max es uno de los mejores cantantes que he conocido en mi vida), ya que el Piduco siguió participando durante un tiempo, pero estas son, al fin de cuentas, interpretaciones personales.

Tengo recuerdos muy claros de aquel almuerzo en casa de Pedro en Ñuñoa, al lado del Cine California, donde celebramos la unión de los dos afluentes. La hermana de Pedro, conocida entonces y ahora como “la Paca”, preparó unos sabrosos tallarines con carne. Durante la mañana, en la UTE, Pedro nos había sorprendido (a Jorge y a mí) con la frase “Floro quiere una galleta”, que repetía cada cierto rato y que se negaba a explicar. Una vez en casa de Pedro, Jorge se puso a leer una revista de historietas y de pronto exclamó entre risas “¡Floro quiere una galleta!”. Esta frase era pronunciada por un loro en la revista y así se develó el misterio.

Hace algún tiempo leí con gran sorpresa un recuento en el que se afirmaba que yo había participado en el 'conjunto sin nombre' "en calidad de invitado". La verdad es que nunca nadie me invitó, sino que llegué, como todos los demás, por interés e iniciativa propios.

¿Por qué salí yo del conjunto? Simple. Nunca tuve el talento musical como para considerar una carrera musical. A mí me encantaba la música y me sigue encantando, pero soy espectador mucho más que intérprete, a pesar de que estuve en conjuntos durante diez años y hasta hay una grabación en LP y CD en la que participo (volveré a este tema). Mi presencia en la universidad estaba claramente marcada por mi decisión (ya entonces totalmente solidificada) de hacer una carrera académica, como había hecho mi padre hasta su temprana muerte. En julio del 67 ya estaba claro que el conjunto agarraba vuelo, que para varios de sus integrantes la música era más importante que los estudios (de hecho, sólo Max y Jorge se titularon y ejercieron sus profesiones por muy poco tiempo) y que había cada vez más actuaciones y compromisos. Ya habíamos hecho la primera gira a Valparaíso y Quilpué y el tiempo de dedicación al conjunto (aún sin nombre) entraba en conflicto con mis estudios. Por otra parte, la política universitaria ya se perfilaba como un interés mayor para mí y una nueva solicitación sobre mi tiempo.

Aunque pocos hablan de esto en sus recuerdos y el tema suele quedar en el misterio, yo (y mis dos hermanos) éramos mantenidos 100% por mi madre viuda, quien tenía un sueldo modesto como funcionaria administrativa y yo no podía darme el lujo de repetir año ni de perder mi tiempo. Por otra parte, mi meta era el doctorado y para eso tenía que terminar luego mis estudios de pregrado.

Volviendo a nuestra primera gira nacional, yo recuerdo que en la Peña Universitaria de Valparaíso actuamos en la misma noche con Héctor Pavez y con un conjunto de los Cuerpos de Paz norteamericanos, quienes cantaron “Yo defiendo mi tierra” incluido los versos “no queremos extraños que vengan a quitar / lo que nos da la tierra, nuestra tranquilidad” . Pavez estaba indignado con la presencia de los gringos, pero a mí el episodio me pareció pintoresco. También actuamos en Quilpué, donde alojamos en un hotel de una persona de izquierda.

Cuando me retiré del ‘conjunto sin nombre’, en la segunda o tercera semana de julio del 67, me convertí en seguidor del grupo, que el 6 de agosto adoptó el nombre de Inti-Illimani, y asistí a muchos ensayos y actuaciones como simple espectador, es decir, me mantuve en la periferia del conjunto hasta septiembre del 70, cuando partí a Alemania a hacer mi primer posgrado.

Ya que nombré a los tres “inventores” del Inti (Jorge, Horacio y Pedro), creo necesario nombrar también a los siete fundadores, es decir, a los integrantes de la primera formación que actuó con el nombre de Inti-Illimani el 6 de agosto del 67: Max Berrú, Jorge Coulón, Horacio Durán, Luis Espinosa (“Piduco”), Oscar Guzmán, Ciro Retamal y Pedro Yáñez.

Ciro, que era muy amigo mío y nos visitábamos y guitarreábamos en nuestras casas, decidió retirarse a fines del 67. Entonces formamos un dúo (Ciro y yo) y actuamos dos veces en la Peña de la FEUT cantando zambas de los Fronterizos con guitarra y bombo. Horacio Durán, que dirigía la Peña, nos pidió que cantáramos “lo más perfecto que puedan, cabros” a lo que yo respondí que si cantáramos perfecto no vendríamos a la Peña de la FEUT, sino que iríamos directo al show de Ed Sullivan, cosa que no le causó gracia. Ciro se dedicó a su carrera como ingeniero y reside en Suecia desde hace más de veinte años. Al Piduco y a Oscar Guzmán dejé de verlos al cabo de un par de años y nunca más supe de ellos (Nota 2010: Jorge Coulón se reencontró con el Piduco en una actuación de Inti-Illimani en Talca. Vive en su ciudad natal, aunque estuvo muchos años en Rancagua. Nota 2011: Piduco y yo estamos en contacto por e-mail. Lo mismo ocurre con Ciro).

En cuanto a la dirección de Inti-Illimani, yo vi siempre a Pedro, desde el primer día del ‘conjunto sin nombre’, como líder natural del grupo en lo musical y a Jorge como líder en lo político. Pedro fue el director artístico hasta su renuncia en marzo del 68 y sería interesante que, si lo estimara conveniente, él contara sus motivos para irse, porque hay opiniones encontradas al respecto. Cuando Pedro salió, pasó a ser director artístico el Loro Salinas (había ingresado al grupo en octubre), que a pesar de sus cortos años era el que tenía mayor formación musical, conservando Jorge su liderazgo político.

Para amarrar un cabo suelto, contaré que algunos años después fui preso político durante cinco meses en el Estadio Chile, Estadio Nacional y campo de concentración de Chacabuco. En el Estadio Nacional formé dúo con Víctor Canto, de la UTE, para cantar “En qué nos parecemos” y también canté “Answer me”, de Frankie Laine, en los tiempos de recreación que se nos permitían en medio de la tortura y la matanza. En Chacabuco, integré el conjunto dirigido por Ángel Parra, cantando y tocando (para mayor veracidad debería decir 'rascando') charango. El concierto de despedida de Ángel fue grabado clandestinamente por Alberto Corvalán Castillo, el recordado “Coné” (hijo de Luis Corvalán), con ayuda de otros presos chacabucanos, sacado del campo por Ángel Parra y publicado en forma de LP en Italia en 1974 ó 1975. En 2003 se reeditó en Chile en forma de CD con el título “Pisagua + Chacabuco”. Hago la voz solista en la “Zamba argentina” (que en verdad se llama “Tonada del viejo amor”) y toco el charango en “Caliche”, que no es una composición de Ángel Parra, como dice Alberto en la grabación, sino de Calatambo Albarracín.

Como nota al margen: mucha gente se sorprende de que hubiera actividad artística en campos de concentración y hasta en campos de tortura y exterminio, sin embargo este es un hecho histórico. Hasta en los campos de exterminio nazis se permitió la existencia de grupos musicales, algunos de tamaño considerable. Me imagino que se hace para evitar suicidios masivos, pero para saberlo a ciencia cierta habría que preguntarles a los que han dirigido esos campos. En Chile hay varios dando vueltas por ahí.

Más recuerdos y opiniones hay en mi libro “Fragmentos de un sueño: Inti-Illimani y la generación de los 60”, publicado por Ediciones Logos en 1987 y que tiene una segunda edición virtual (1999) que está en más de un sitio Web. Quien se interese, puede hacer la búsqueda con “fragmentos de un sueño” y “luis cifuentes”.

Un artículo mío acerca de la crítica situación actual de Inti-Illimani se encuentra también en varios sitios Web. En este caso, la búsqueda puede hacerse con “etica y estetica de una crisis”.

Artículos acerca de los campos de concentración de la dictadura en el período 1973-74, con énfasis en los presos de la UTE, se encuentran en:

http://www.lashistoriasquepodemoscontar.cl/lcifuentes.htm

Una investigadora chilena (Katia Chornik) ha estudiado la actividad musical en campos de concentración en Alemania y Chile. Ver nota
de la BBC en:

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_4154000/4154330.stm

Texto agregado el 07-12-2005, y leído por 1004 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
18-03-2008 Ay, ay , ay... que bonito todo esto!! Me encanta. Rquel
29-02-2008 Fui amante admirador de Inti-Ilimani durante mucho tiempo de mi poca juventud y con los relatos (datos historicos) de pedropensador y el tuyo propio he quedado encantado de saber algo mas sobre aquel otrora grupo que admire. Gracias por profundisar mas lo de pedropensador alegreincer
08-12-2005 Qué de detalles en tu historia, el casino de la China, la cancha de hokey, son cosas que había olvidado. Después de haber leído las 5 partes de la historia de los Inti que escribió pedropensador me parece que la tuya completa y enriquece este relato. Un abrazo. loretopaz
08-12-2005 Lucho: Aunque son 2.000 palabras, se me hicieron pocas, el tema es más que muy interesante. No tengo ninguna discrepancia con tu relato, solo te agradezco por compartirlo. Te mando un abrazo de bienvenida a esta Página Mágica. Pedro. pedropensador
 
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