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Los bototos de gruesa e impenetrable goma que pesan como cemento en mis pies y machacan el pasto sin posibilidad de regeneración, los disparos difusos hechos desde algún punto en el que los ecos los dejan perdidos en el cielo, éramos diez, murieron cinco y se perdieron cuatro, afirmo mi ametralladora a pesar de que solo sirva para arquear y entorpecer aun mas mi delgado cuerpo, ya no hay nada que me salve, solo el instinto que me mueve a huir del ruido y las explosiones. El verdeazul del campo nublado por las nubes de futura tormenta recorre velozmente la superioridad del que quizás sea el ultimo lugar de mi vida, antes temía a mis autoridades, luego a mis compañeros y a mi propia debilidad expuesta, después a los disparos, las heridas y el dolor, y finalmente todos los miedos se pelean, se aglutinan, se juntan y se anulan, solo para dar paso a una cosa: El simple deseo de no estar ahí, ya sin importar la manera, ya sin importar los ideales que desde un principio siempre estuvieron terminalmente enfermos para mi, no hay honra, no hay padecimiento, la evasión evoluciona hasta que el cuerpo falla, no puedo seguir corriendo, solo contemplando, los pastizales se balancean para hacer respuesta de la amenaza de lluvias, cientos de hombres comienzan a salir de entre todos los rincones de aquel bosque, ya todo esta acabado, me detengo, suelto mi arma, me quito el casco y parte de este estúpido disfraz de valentia. No culpo a mi padre, por hacerme creer que el honor de un hombre esta en el numero de medallas de su pecho, no culpo a mi madre, por criar a un ser tan débil que no supere con éxito ni su primera batalla, no culpo al mundo ni a mismo, ni a las circunstancias que modelaron mi temprana tragedia, el cansancio físico da paso a la quietud, aplasto mi cara contra la tierra y espero, ya ni siquiera quiero irme, ya ni siquiera deseo una bala amiga que me destroce el pecho o una mano aliada que me cargue en sus hombros y me devuelva a la base, ya no quiero desear mas nada, ya no…, una voz interrumpe mis recuerdos, - Si soldado, infórmeme del estado de la situación…

- Capitán, ahora es el momento para iniciar el asalto, solo necesitamos su orden… ¿capitán...?

- Si... esperemos una hora mas, los sorprenderemos mientras duermen, no quiero que quede ninguno con vida.



Texto agregado el 10-12-2005, y leído por 133 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
10-12-2005 Zzzzzzzzz psikotika
 
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