Caigo sobre un vacío esperado, ese que nos atasca en la realidad monótona que nos encierra de vez en cuando en el año, ese que nos captura por momentos en la vida de otros, en el sentir de la mentira y verdad ajena, de la historia de desconocidos.

Hoy caigo en la cuenta (hacia atrás) [desde adelante al lado, dirección sin·sentido], veo mi rostro cautivo en la visión de un ojo falso, en la entrega de miradas sin receptor...

Aquí estoy yo, lo más importante (supuesto afirmativo) de mi propia vida, quien solamente debe importarme, a partir de quien extiendo mi mano hacia afuera, rostro descrito, pero no visto desde fuera jamás...

Es a veces, desde aquí, que veo la importancia de mi persona en la supuestosidad de la que siempre he hablado [idea sin importancia que algún día procederé a explicar]. Es desde mis ojos, que observan detenidamente el mundo, desde mi cerebro contenido, desde mis venas torrentosas, los pensamientos que me cruzan o no por dentro, desde mi propio lugar personal que puedo generar las idea en las que me baso para llevar una vida real y socialmente aceptable, pero... ¿Por qué siempre hay que ceñirse a reglas ajenas? ¿Por qué hay que vivir de la forma adecuada para no tener problemas? ¿Por qué no vivir todos tranquilos con nuestras propias ideas?