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Inicio / Cuenteros Locales / La_Columna / MI NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN UN NIDO: escribe Azulada invitado por Shou para La Columna de Carloel22

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Mi niño perdido y hallado en un nido


Ciertamente La_Columna no es terruño para ñoñeces y monadas, tampoco tapadillo de intimidades y cotilleos. Este lugar es sobre todo ágora y paraninfo, floresta literaria, en donde colaboraciones y ensayos hermosean nuestra página con su belleza y vigor inusitados. Con todo, mis queridos “columneros”, yo me permito hoy saltarme a la torera esta costumbre tan culta y sensata. Y vengo a contaros aquí una “nimiedad”, simple y hasta mojigata. Si no la “largo” es como si no la hubiese vivido. Así que disculparme por echar el carro por el pedregal con tan insignificante bagatela.

Tengo ya más de sesenta inviernos sobre mis espaldas hundidas y esta mañana es la primera vez en mi vida que me entretengo sorprendido, libre de prisas y compromisos, refocilándome con esta nadería. Nunca es tarde si la dicha es buena.

De pequeño, yo ya fui muy mayor. No tuve tiempo de regodearme en chiquilladas. Las precariedades de aquella época de posguerra y dictadura castigaron mi infancia con un duro y largo noviciado de obligaciones prematuras. Nunca pude recrearme en el sonoro azarbe con el croar de una rana entre mis manos palpitantes, despilfarrar mi ensimismado niño en el tejer de una araña, correr detrás de una salamanquesa para cortarle su electrizado rabo. El crudo realismo de una vida anticipada se encargó en deshacer el peculiar encanto y magia que borda el sedoso tapiz del alma de todo niño. Tal vez de ahí: el ceño de mi frente amargada, el ir contra corriente y con el paso cambiado, estresado, a destiempo y siempre en desproporción incomprendida. Quien no ha sido niño, es muy difícil que pueda llegar a ser hombre.

Pero hoy vuelvo a posta a mis andadas de chiquillo. Sin escrúpulo alguno voy a dedicar todo el santo día, aunque la conciencia me recoma, en contemplar entretenido a este humilde pajarillo que acabo de descubrir guarecido en la cruz de una morera.

Ni yo mismo me lo creía. Había pensado, puesto que de niño se me había escapado esta dichosa oportunidad, que ya no era posible tener acceso a tal maravilla. Boquiabierto y agazapado detrás de unos matorrales en pleno campo, accedo a esta contemplación original y gratificante, tan ordinaria como distinguida. Observo asombrado como un vulgar pardillo con pequeños destrozos de pajitas en su pico, se dirige al recoveco más apartado del árbol, allí, donde la rama quiebra dejando un cóncavo espacio, regazo idóneo e idílico para su nidada. Es, repito, la primera vez en mi vida que se me va el tiempo, el santo al cielo, contemplando el diligente, enamorado, mañoso ir y venir de un pajarillo a su rincón escondido, al nido de sus futuros polluelos.

Las cosas sagradas se nos muestran con el mayor de los sigilos, en la recámara del silencio. Procuro contener mi respiración para no espantar el industrioso hacer del pajarillo. Si insistiera en recrearme bullicioso, el animalillo intimidado en su pudor recóndito, elegiría otro lugar para hacer su mullida camada. Me quedaría con tres palmos de narices. Por eso me comporto con recato y compostura, atónito y quieto, como corresponde a la manifestación de un gran misterio.

En esta pequeña visión ando empleado ahora, y a ella voy a estar atado todo el resto de mi vida, sin hacer otra cosa que “no hacer”, no estorbar, no espantar, simplemente estar presente, avizor y en silencio, dejar hacer a la naturaleza. Gozarme. Y no parar hasta no ver como florecen en el nido de esta morera de un campo cansado los huevos de una nueva esperanza.


Juan Martín Serrano : AZULADA
12 de diciembre de 2005

Texto agregado el 12-12-2005, y leído por 463 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
04-01-2006 Amigo, Tu sabiduría es plena en este escrito lleno de regocijo. La industriosa tarea de observar a una ave parda, y de dejarse observar por ella también, curiosidad mutua, la naturaleza en su expresión más básica y duradera. Un verdadero canto a la vida, coincido con Shou. ¿Literariamente? Impecable. Un abrazo, danielnavarro
04-01-2006 excelente narración,hay un enorme grado de dulzura y delicadeza que impactan al lector...Son las pequeñas cosas,que hacen al misterio del alma y que enaltecen a quién las subraya. chiche
29-12-2005 Tu sensibilidad, pese a no haber tenido esa niñez que dices, es admirable. Esa pequeñez, que representa la continuidad de la vida, en su forma más natural y primitiva es lo que sencillamente hace al mundo. Tu reflexión se puede trasladar a muchos aspectos de la vida. Gracias por compartirla. Dainini
20-12-2005 atónita, leo tu texto como "quien asiste a un gran misterio". ¿Leo algo más que la historia del niño y el pajarillo o es que a mi imaginación le han nacido alas? Ninive
15-12-2005 La capacidad infantil de asombro es la sal de la vida y el corazón del arte. Si esto es una nimiedad, tocayo, viva la nimiedad. juanrojo
15-12-2005 Juan: seré breve. BELLEZA, por lo tanto el enigma de la verdad. Como consecuencia: una humanidad enorme brillan en el texto. Felicitaciones. Muchas estrellas con su musicalidad casi secreta para vos y tu texto. Máximo islero
14-12-2005 Que querés que diga Juan, realmente es para quedarse y observar cada letra... "No estorbar, no espantar, simplemente estar presente, avizar y en silencio, dejar hacer a la naturaleza". Y solo leerte y gozar. Excelente, y ojalá nunca la vida nos quite ese espacio para maravillarnos que guardan en su interior los niños. Un fuerte abrazo. carloel22
13-12-2005 Ese "no hacer" que hace mucho y que muchos debieran hacer... pero han dejado de hacer. Excelente en contenido y no menos calidad literaria. De cinco estrellas. Borarje
12-12-2005 sinceramente me maravillé con tu columna, quedé absolutamente conmovida, es sensacional, no agrego nada más pues todo lo demás ya te lo han dicho Felicidades y el niño siempre queda dentro a pesar de todo y de todos india
12-12-2005 Lamento llevarte la contraria, porque tú, precisamente tú, no "te saltas nada a la torera". Tu columna está llena de silencio, de belleza, de calidad literaria, y de un profundo RESPETO. Sí, respeto por la palabra, por las personas, por sus vidas y sus sentimientos. Es un canto a la esperanza de lograr que cada uno construya su columna en armonía, la suya propia, su espacio, y deje que los otros también se expresen y escriban, sin negarles el espacio, sin acaparar todos los espacios de todas las columnas. Te reitero mi profunda admiración por esta bellísima melodia de palabras. maravillas
12-12-2005 "Nunca es tarde si la dicha es buena". No ando muy lejos de tu edad y mi niñez tampoco fue lo que es hoy, ni mucho menos, pero recuerdo unas vacaciones en mi pueblecito aragonés en las que un primo hermano y yo labramos con un palo, frente a casa, un campo de metro y medio por un metro y sembramos trigo del que se les caía a los carros de los acarreadores. Era la siega. Cada día miábamos cómo crecía la hierba del trigo y cada día estaba un poco más alta. Observar con respeto a la Naturaleza enseña la magna sabiduría de la paciencia y la minuciosidad, de la laboriosidad y de la armonía de todo en su conjunto. Me alegro, amigo Juan, de que no sea tarde para ti ser niño. También tú nos enseñas con tu columna a no desfallecer en la búsqueda de lo esencial. La narración me gusta mucho, como siempre.***** graju
12-12-2005 "El niño es una semilla que para dejar de serlo, necesita de un tiempo más que todas las demás semillas, porque ninguna otra lleva dentro de sus maravillosas posibilidades, la de conseguir una conciencia que lo dirija hacia la contemplación de Dios." (Jerónimo de Moragas) Piaget dijo que para que un hombre sea feliz, debe agotar todas sus posibilidades de ser niño. No sé si habló de épocas precisas, y aunque lo hubiera hecho, tu declaración deja en claro que siempre es tiempo de ser niño. Gracias por acercarme a ese árbol, a ese pájaro, a ese nido. Un abrazo, Juan. neus_de_juan
12-12-2005 Bueno.... y la naturaleza llegó dijo un emisario del tiempo!! Amigo si todos o al menos unos cuantos hicieran precisamente lo que tu haces, dejar hacer a la naturaleza en paz, ahora mismo, hoy mismo, viviríamos todos mucho mejor; rodeados de una floresta cuidada, limpia y sana milagro que como es natural todavía no se ha dado, excepto en espacios muy reducidos de nuestro planeta. Felicitaciones por tu artículo. La ocurrencia no es sencilla sino difícil y más en estos tiempoos que corremos! Un saludo. josef
12-12-2005 perdon por repetirme. gmmagdalena
12-12-2005 si tengo que decir como escribes, debo decir que es una maravilla, si en cambio debo decir lo que escribiste, debo decir nuevamente una maravilla. Me emocionaste, en ese paneo que hiciste de tu infancia, de tu demasiada pronta transición a hombre y del placer de hoy como adulto descubrir lo que deberías haber descubierto en tu infancia y lo haces con los mismos ojos asombrados del niño que fuiste y lo valoras con la madurez del hombre que sos. Un enorme beso y todas mis estrellitas, Magda gmmagdalena
12-12-2005 si tengo que decir como escribes, debo decir que es una maravilla, si en cambio debo decir lo que escribiste, debo decir nuevamente una maravilla. Me emocionaste, en ese paneo que hiciste de tu infancia, de tu demasiada pronta transición a hombre y del placer de hoy como adulto descubrir lo que deberías haber descubierto en tu infancia y lo haces con los mismos ojos asombrados del niño que fuiste y lo valoras con la madurez del hombre que sos. Un enorme beso y todas mis estrellitas, Magda gmmagdalena
12-12-2005 Esta “nimiedad”, como tu lo llamas es un canto a la vida. Has hallado a tu niño perdido en el lugar menos pensado, en la instancia menos buscada. ¡Cuánta ternura tiene este texto! Ese niño interior que aflora en el nido de tu alma y se dispone a estar simplemente presente... Así, sin más... gozando, en silencio, contemplando. Todas las estrellas. Un abrazo Shou
 
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