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Inicio / Cuenteros Locales / yumi / \"si solo supieras lo que estoy pensando\"

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CAPITULO I

- ¿que es lo que buscas?
- nada
- dime que es lo que buscas, que es lo que quieres en esta vida
- te dije que nada
- ¡mentiras! dime que es lo que BUSCAS
- por tercera vez NADA
Él la tomo por el brazo y la agito un poco, como si con eso ella entrara en razón
- ¿entonces cual es la razón por la cual vives?
- por que me dijeron que lo hiciera
- ¿así nada mas?, ¿no tienes impulso propio? y si es así ¿por que no te has suicidado?
- por que nadie me ha dicho que lo haga
- bueno pues, te digo que lo hagas... suicídate.
Ella camino hacia la cocina, abrió el primer cajón y saco un cuchillo, lo posó sobre su piel, él la observaba con atención. La sangre comenzó a correr, lentamente, de inmediato él la detuvo.
- ¿que puedo hacer por ti?
- no dejarme sola, eso me asusta
- no te dejare sola, estaré aquí contigo, y te protegeré... no tengas miedo.
En cuanto estas palabras terminaron, su mente volvió a la realidad, las imágenes saltaban de un lado a otro frente a sus ojos, veía sus pasos alejándose sin decir adiós, se veía a si misma sentada en la oscuridad, con su recuerdo impregnado en sus manos, en su ropa, en todo su mundo.
Una mano se poso en su hombro, era pablo, un nuevo amigo que hizo hace algún tiempo atrás a raíz de una conversación imprevista.
- ¿en que pensabas?
- en nada - ella le dijo evocando una sonrisa
- vamos, sabes que puedes contar con migo
- si lo se - (pero aún hay cosas que no puedo decirte) pensó
- ¿entonces?
- ¿entonces que?
- dime en que estabas pensando
- en nada importante
- mira, yo te considero como una hermana pequeña para mi

Miles de recuerdos ennegrecidos bombardearon su mente, aventuras, risas, llantos, promesas, y dolorosos abrazos.
- (la historia se repite... no quiero sufrir otra vez, no digo q este mal, que pablo me considere una hermana, es bueno... pero...) Mira... pablo, si tu me prometes o me juras que no me dejaras sola (a pesar de que he aprendido con el tiempo de que no se debe creer en las promesas), yo te contare todo, hasta mi pasado, solo prométemelo.
- yo no prometo ni juro
- entonces dame tu palabra
- mi palabra es muy valiosa, te la doy por que confió en ti, pero... ¿tu sabes que me voy?
- si... lo se (no puedo entregarle mi alma, si se va... no quiero entablar una amistad profunda y que luego se valla... no...)
- ¿entonces?
- entonces ¿que?
- entones dime lo que piensas, por que dices poco y piensas mucho.
- no pienso mucho.
- apuesto que me dices la mitad de las cosas de piensas
- no (esa fue una GRAN mentira)
- entonces...
- no quiero hablar mas de esto, ¿esta bien?, mañana seguimos hablando. (No quiero sufrir, no quiero recordar, que lo que sea que te diga, luego se ira con el viento ya que te iras, y para ti, al parecer significa que se cortan todas las relaciones)
Ella se levanto y se alejo lentamente, meditando...
Pablo se fue en la otra dirección, queriendo saber que era lo que en realidad ella sentía, y convencido de que no le decía todo.

- si solo leyeras mis pensamientos... - Ella pronunció en voz baja.


CAPITULO II “ESPERA”



Aliza camino, camino sin rumbo, con su vista fija en el suelo, su falda negra se movía con el viento, las hojas del otoño volaban en dirección contraria a su caminar, los árboles al pasar hacían un singular ruido con sus ramas, el cielo poco a poco se obscurecía cada vez mas, aliza llego hasta el puerto y lentamente se asomó en el mirador, poso sus manos sobre la baranda y cerro sus ojos. La brisa del mar daba vida a sus recuerdos y la sacaba del mundo, la aislaba, poco a poco sin darse cuenta el día le daba paso a la noche, y la oscuridad la envolvía en su manto. El cielo comenzó a llorar, las gotas de agua caían con todo su peso sobre los hombros de aliza, mojaron su ropa y su cabello, sus manos y su cara, pero ella permaneció sin moverse, esperando algo, esperando que las lágrimas provenientes del cielo lavaran su conciencia, y sanaran sus heridas.
- ¿que hago aquí? - se pregunto en el momento en que sus piernas se debilitaron y cayo al suelo - ¿que sucede conmigo? ¡¡¡QUE SUCEDE!!! ¡¡¡ NO LO ENTIENDO!!!
- ¡¡¡Ali!!! ¡¡¡Ali!!!
Unos pasos acelerados se aproximaron, la tomaron por los brazos y la jalaron fuertemente hacia arriba, sintió que un cuerpo la tomaba y la abrasaba fuertemente, de pronto dejo de llover.
- aliza, ¿que haces aquí sola? ¿En que estabas pensando?
- ¿quieres bajar a la playa? - le dijo ella como si nada hubiese pasado, lo tomo de la mano y lo condujo a la arena.
- ¿que sucede? ¡¡DIME PORFAVOR!!
- ¿ahora si me vas a jurar que no me dejaras sola? (la verdad es que no estoy segura de decirle)
- mira- dijo pablo deteniéndose bruscamente - aliza, creo que ahora es el momento para que me digas todo, quizá nunca mas estemos solos así - la tomo de la mano - aprovechemos esta oportunidad
- ... em... yo... (¡¡MALDITA SEA!!, que hago, que hago, le puedo decir todo, si... pero... se va a ir de todas maneras... que ago.... rayos... rayos...¡¡¡rayos!!! ¡¡¡RAYOS!!!) - Ella se sentó en la arena.



CAPITULO III “ETERNIDAD”


Pablo se sentó a su lado y la rodeo con su brazo acercándola a él.
Dos cuerpos, contemplando el océano, abrazados, mudos, representaban la melancolía del día, un día en que las almas en pena salían a las calles en busca de los cuerpos de gente feliz, para tomar un poco de su calor, de su felicidad, para ver si de esa forma podían descansar por toda la eternidad y ser parte del cielo y las estrellas.

- dime lo que piensas- dijo pablo después de llevar un rato contemplándola
- no
- yo se que estas pensando algo, DIME
- NO
- DIME- dijo pablo exasperándose
- ¡¡¿quieres saber lo que pienso?!! ¡¡¿Quieres saber que hace tiempo era depresiva y trate de matarme?!! ¡¡¿Eso era?!! ¡¡¿Querías verme llorar?!! ¡¡¿Querías eso para después largarte?!!, bueno, pues eso no puede ser,¡¡no más!!
Aliza se levanto y corrió, corrió hasta que sus piernas no le daban mas, hasta llegar a su casa, su hogar, hasta refugiarse en su habitación, lejos del mundo que la rodeaba... lejos de pablo.

Un poco de calor rozó su cara, una rayo de sol se coló por entremedio de las cortinas verdes, movió su cuerpo hacia la derecha tratando de buscar refugio. Abrió sus ojos, era sábado, un horrible sábado asoleado. Aliza se levanto de malas ganas, no quería hablar con nadie, ni con sus padres, ella no dudaba que la querían, la querían mas que a nada, pero ese caserón de madera que siempre estaba vacío, el amor se dispersaba, ellos sin duda darían su vida por ella, pero aún así, había un vacío en su corazón que no podía explicar, era una familia sólida, amorosa en el tiempo que pasaban con ella, pero... había algo que perturbaba sus sueños y que cuando le preguntaban que era... no encontraba un nombre para asignarle.
Gotas de agua extendidas en el piso, desde el baño hasta la habitación de aliza, el sonido del armario abriéndose, la cama, desecha, tenia todos los cojines amontonados encima, y la cortina, permanecía cerrada.

Tocaron la puerta, nadie fue a abrir, así que aliza supuso que sus padres habían salido... Los ventanales de la sala estaban abiertos, el sol penetraba bruscamente en el piso de madera, Aliza, con sus pies descalzos, esquivaba el sol que se proyectaba en el suelo, pasando solo por las sombras, su larga cabellera se posaba agraciadamente sobre sus hombros, y la luminosidad se reflejaba en sus ojos y los hacían brillar involuntariamente.
- hola - dijo pablo posado en la puerta con su mirada fija en el suelo y las manos en los bolsillos.
- pasa - dijo ella alejándose de la puerta en dirección a su habitación.
Pablo cero la puerta y la siguió con cautela, cada paso era una tortura, una prolongación del tiempo, una excusa para no tomarla del brazo y decirle todo, de decirle la verdad, los segundos avanzaban y el pensaba en cuanto le dolería a aliza lo que le tenia que decir, pensaba también en como se lo iba a decir, no quería herirla, no quería perderla.

- me voy al servicio militar- dijo pablo abruptamente apenas entro en la habitación de aliza.

Aliza no tenia palabras, se quedo muda, no savia que decir, estaba parada frente a pablo sin decir nada, solo mirándolo. Al cabo de un momento se sentó en la cama con las manos en la cabeza, aun no asimilaba lo que estaba sucediendo, él, la miraba parado, asombrado de su reacción, y apenado, por que sabia que estaba sufriendo.

- te vas.... te vas... - repitió una y otra vez lentamente aliza.
- aliza... - pronuncio pablo en voz baja mientras se acercaba a ella.
- ¿aliza?, ¡¡nada de aliza!! ¡¡¿Te das cuenta lo que me estas haciendo?!!, ¡¡me dijiste que confiara en ti!! ¡¡¿Y ahora te vas?!!
- pero si yo te dije que me iba
- ¡¡pero seguiste insistiendo!! ¡¡Sabiendo que yo te pedí que si iba a confiar en ti, no me dejaras!! ¡¡Sabiendo lo doloroso que es para mi!! ¡¡INSISTISTE!!
Aliza se paseaba por la habitación, con las manos tapando su cara, gritando sin remedio, desplegando su ira, su tristeza.
- ¡¡eres un entupido!! - le grito aliza con todas sus fuerzas, tomando una cojín y aventándolo contra pablo.
- ¡¡aliza!! ¡¡Detente!! ¡¡Cálmate!!
- ¿calmarme?- le pregunto ella, entre enfadada y apunto de llorar a mares, con un tono sarcástico.

Ella tomo una escultura de vidrio que estaba el velador, y la arrojo al suelo, esta, se rompió en mil pedazos esparcidos por toda la habitación. Aliza descontrolada tomo un cuadro con la intención de aventarlo, pero pablo se lo impidió, le tomo los brazos con fuerza, ella, desesperada gritaba, de rabia, y trataba a toda costa de soltarse, pero pablo, la acerco a su cuerpo y la abrazo tan fuerte de modo que ella no pudiera moverse hasta que se calmo en sus brazos, y rompió a llorar.

- Esta bien... esta bien... cálmate - le repitió suavemente en su oído mientras acariciaba su pelo - todo va a estar bien, ya lo veras.




Texto agregado el 13-12-2005, y leído por 96 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
22-03-2006 muy bueno!! prisk
 
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