| Te extraño, cuando llego a mi casa
 y  me zambullo en la pileta
 y pienso que quisiera estar con vos
 dando paseos sin tiempo
 entre los árboles y plantas que prefiero,
 mientras te cuento
 historias de amor entre ellos
 que invento
 y te invito a imitar,
 y cuando nado,
 y en cada brazada siento que voy
 desde adentro hacia vos
 a encontrarte sonriendo otra vez,
 y me empapo con el agua de tu risa única
 que calma mi infinita sed
 y el calor de deseo por  tu ausencia,
 y  te extraño,
 cuando sé que estoy invitado a una cena
 y  solo  quisiera que fueras vos
 mi sola  compañía que me espera para cenar,
 y llegar y sentarme enfrente tuyo
 y detenerme a contemplarte
 atemporalmente y difusa
 entre la luz del vino y la medianoche,
 sabiendo que miro a quien convirtió mi vida
 en un horizonte inmenso y sin límites,
 y cuando ya en la cena
 me sirven y sonríen
 no veo a quienes me rodean,
 porque viajo con el pensamiento
 hasta tu nombre claro
 que tan bien suena cuando lo repito
 una y un millón de veces
 en un silencio suave que solo yo escucho,
 y tampoco escucho lo que me dicen
 porque no tengo más espacio
 que para repetir silenciosamente una palabra,
 tu nombre,
 que no se esfuma
 sino cuando empiezo a  desnudarme
 antes de acostarme,
 y pienso si mi cuerpo todavía joven
 es joven y se resiste a envejecer para vos
 en la esperanza que solo alguna vez
 por un instante efímero
 decidas prestarme tu corazón
 amado y amante,
 y junto con tu corazón tu cuerpo,
 orilla, puerto, muelle, acantilado,
 que en largo suspiro  me lleva donde vaya
 y me encarcela,
 y te extraño,
 cuando salgo al balcón invadido de tormenta,
 y mientras miro los árboles
 no veo las ramas de los sauces
 bailando frenéticas de pasión
 ante el viento seductor que las arremolina,
 sino tu cuerpo desnudo
 y tu respiración agitada
 y tu pelo suelto
 abordados de reflejo  de noche y de luna,
 y de  un viento que sopla sueños para mi,
 y donde me entrego al dormir,
 donde nos ocultamos juntos,
 y logro por una vez,
 solo en sueños,
 encender tu cuerpo
 como fuegos de fin de año,
 y  entonces ya no importa
 si el temporal deshace la vida
 el universo
 y las estrellas,
 porque yo estoy con vos
 y  ya no necesito
 nada más.
 
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