No nos dieron el tiempo de decirnos siquiera adiós, solo alcance a ver parte de su rostro el probablemente no me vio, así nos separaron forzosamente una mujer que vestía de blanco.

Cuatro paredes tan ajenas a mí como mi imagen ahora frente al espejo.

En una esquina tan vulnerable como nunca pensé posible, lo último que me preocupaba en ese momento era talvez mi desnudez.

Ahí en una habitación clandestina, suponía encontraría la solución, ahí sobre el frío acero inoxidable se posaba una parte de mi de la que no tuve tiempo de despedirme.

No había tiempo para pudor, ni cabida para la reflexión, no podía siquiera respirar.

15 minutos destrozaron mi vida, tan solo 15 minutos que no podré olvidar jamás.

Se me concedieron 2 maravillosas horas en soledad, en las que sin poder moverme, llore, llore cada minuto, llore tanto para lavar mi pena, hasta secar mi alma.

Abajo en una sala de espera, no podía imaginar, que pasaba por su mente, si estaba tan asustado como yo o si solamente se sentía cansado de esperar.

No soportaba estar más tiempo sin verlo, necesitaba que estuviéramos juntos, unos segundo es sus brazos serían mi salvación.

Lo difícil fue encontrarnos yo era ahora una delincuente y me trataron como tal, el por la puerta trasera esperaba verme y yo mi libertad.

Te amo bebe, estamos juntos en esto, entonces ambos somos anónimos asesinos