Una de las cosas que más me gusta hacer es ir al pueblo de mis padres, que esta en Ávila. Allí, una de las cosas que no puedes dejar de hacer es dar una vuelta por el campo, aislarte de todo y escuchar el silencio. Respirar, y mirar, y al contrario que en la ciudad, donde hay millones de cosas, carteles y colores intentando llamar tu atención, ruidos, letreros y luces … el campo te presenta simplemente una inmensidad de azul que te arropa. Puedes pasarte las horas muertas observando las nubes desplazarse lentamente, o andar, andar, sin un lugar a donde ir, y aunque todo el paisaje es igual, porque ya es sabido que “ancha es castilla” y la planicie se extiende hasta el infinito, esa monotonía te ayuda a pensar y aclarar las ideas.

Con plastidecor
esta pintado el campo
azul y verde

Reina el silencio
tranquilidad que ayuda
el alma siente

Trozos de papel
un collage de revistas
crea la ciudad

Carteles, ruido
letreros luminosos
no podré parar