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El Quipu Sagrado
(historia de un cuentero)

Llevaba noches soñando lo mismo, una y otra vez aquella imagen invadía mis visiones nocturnas. Era sólo una especie de tejido formado por nudos que conformaban un tipo de cuentas de hilos, de colores diversos, principalmente en tonos tierra. Algunas noches los veía brillar tanto como el sol, en otras ocasiones eran piezas opacas, ajadas con el tiempo.

Mi pareja Yanitzia me pidió esa tarde que la acompañara al Museo de Bellas Artes, porque había una exposición especial, titulada “Los Quipus”. Pagué las entradas y me limité a seguirla.

Comenzamos a ver la muestra, y cuál sería mi sorpresa cuando vi mi visión dentro del mostrador, sí, era ese tejido con el que había estado soñando. No podía acreditar lo que mis ojos veían. Leí la inscripción “tipo de sistema de contabilidad incario”. Mi curiosidad no podía más. Saqué lápiz y papel y comencé a escribir detalles que pensé servirían para esclarecer mis sueños. Yanitzia observaba cómo mis ojos desorbitados no despegaban la vista de aquello.

La voz de Yanitzia me hizo incorporarme nuevamente y sentí que el aliento se me había escapado como evaporándose. “¿Qué sucede?, preguntó. “Nada”, respondí, “simple curiosidad”. Ella dijo, “entonces nos vemos en el segundo piso, tengo ganas de alcanzar a ver algo de la exposición de pinturas, ¿te parece?”, “sí, por mí no hay problema, ve”, dije.

Encontré una tabla donde figuraban la representación de los colores en los Quipus, y, por supuesto comencé a apuntar en mi libreta todo nuevamente.

Amarillo: oro
Blanco: plata
Rojo: guerrero
Morado: curaca (casa de noble indígena)

De pronto me transporté a un campo. Estaba petrificado, qué hacía yo ahí, en medio de un clima selvático y aparentemente despoblado. Mi cuerpo era musculoso y vestía un taparrabo, una túnica sin manga, una manta enorme y unas sandalias rústicas de cuero. Luego se acercó un hombre, hablando en un dialecto desconocido, pero las palabras que salían de su boca comenzaron a hacerse familiares, hasta que finalmente logré comprender lo que decía.

“¿Qué hace aquí un Quipucamayoc?”, preguntó; “francamente no lo sé, respondí en la misma jerga”. ¿Te ríes de mí porque te sientes superior?; “no, de ningún modo, ¿en qué puedo ayudar?”. “Me llamo Pirú, y vine por lo de la guerra, al parecer llegué tarde”, concluyó. “Me podrías decir ¿qué significa Quipucamayoc? inquirí; Pirú, comenzó a reír a carcajadas, diciendo: “Parece que la guerra afectó tu cabeza educada..., Quipucamayoc es el nombre de los que llevan los registros, son los cuenteros”. “¿Qué es ser cuentero?”, pregunté. “Son quienes llevan el registro de los Quipus. El gran jefe de mi tribu, dice que los Quipus son un arte; ahí se registra todo lo que pasa; la cantidad de animales; los nacimientos y las muertes; también cuentos inventados; todo, todo se dibuja con hilos”.

............

“Oiga, Ud. qué pretende, no puede sacar la pieza del mostrador” dijo el guardia. Yo consternado por mi visión no podía volver a incorporarme. Estaba estupefacto y mis músculos parecían haberse petrificado. “No se preocupe, respondí, sólo estaba midiendo el tamaño de la pieza, disculpe si causé alguna molestia”.

No pude encontrar a Yanitzia y me fui. Estaba como cloroformado, totalmente desconectado de la realidad. Sentí que mis pasos guiaban a mis pies y que mis manos eran manejadas por mi alma. Mi mente sólo cumplía un rol funcional. Llegué a casa y desconecté el teléfono, estaba obsesionado con quedarme dormido a la brevedad. Busqué pastillas en todos los rincones de mi departamento, hasta que encontré una caja de somníferos. Tomé un par de tabletas y me dispuse a dormir. Ansioso me desplazaba de un lado a otro como león enjaulado. De pronto apareció ante mí, una joven y bella mujer vestida con una indumentaria simple pero hermosa, que cubría su cuerpo desde los hombros hasta las rodillas. Entonces me pasó un quipu que tenía un nudo que supe interpretar, se trataba del anuncio de un nacimiento.

“Quién eres”, pregunté.
“Soy Luna…, el día que comenzó la guerra no pude encontrarte, tenía una noticia para ti y ahora he venido a entregártela… escrito estaba que el descendiente del Quipucamayoc Sol, sería quien destruiría el Imperio… por eso trataron de exterminarnos, ¡sabían que era nuestro hijo!”, y junto con estas palabras estalló en llanto.

“Querida y amada Luna, lo que estaba escrito en piedra, muerto está, mas lo que profesa el amor y el viento, por siglos perdurará… no temas, todo va a estar bien…, he vuelto para concluir mi obra, dejad todo en mis manos…, este quipu profético, fue mal interpretado…, el Imperio se destruiría a sí mismo, era nuestro destino…, nuestro hijo… no era culpable, estaba escrito que sería víctima de una vil traición. Deja ya de llorar mujer”.


De pronto una luz enajenante invadió en la habitación, ambos quedaron perplejos ante la omnipotencia del Dios Sol, quien venía a presenciar el rendimiento del “culto perpetuo”. Fue así como pude observar la manera en la que Luna, mi ahora recordada y siempre amada Luna, se había quitado la vida luego de que nuestro recién nacido fuera brutalmente aniquilado. Miré horrorizado y sentí la presencia de todos los dioses, incluido Wiracocha, protegiéndome y dándome su sabiduría para comprender lo que había sucedido. Entonces Wiracocha puso en mis manos el tejido para que pudiera al fin concluir mi obra, plasmando en ella el resto de la historia del desaparecido Tehuantisuyo. En eso me encuentro ahora, no sé cuánto tiempo tardaré.

©® Carolina Aldunce

Texto agregado el 14-11-2003, y leído por 1434 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
01-01-2004 !Este es un cuento!,Bien narrado, bien mezclada la fantasía con la realidad, el pasado con el presente y el futuro. Lleva un desarrollo ágil que se lee con interés y me imagino que te debe haber costado mucho contar cosas complicadas con tanta simplicidad. Soy bastante nueva en el sitio aún no conozco a la gente, no sé si aceptarías algunas sugerencias. Si quieres te las hago en tu libro de visita si no me das el O.K. no te diré nada más que Felicitaciones, buen año y sepas que te has ganado una lectora más. NINIVE
02-12-2003 Siento un montón de emociones, me llevaste facilito desde un sueño a un museo, a otros sitios, mostraste una historia que no concluye, que habla de sacrificios, de interpretaciones de cuentos, de amores; oyeeee, esto es una joya, es preciosa. Mis estrellas para una magnífica obra que plantea pasado y presente unidos por un objeto que viene a ser el nexo de la historia. te felicito, Amiga. FaTaMoRgAnA
17-11-2003 vaya flaca, muestras aquí un texto de se desliga un poco de lo que había leído, un relato donde mezclas muy bien los planos presente - pasado, jugando con el lector hasta hacerlo cómplice. Esta historia me parece muy interesante, porque buscas en tú tema de los cuentos, las metáforas históricas que te justifiquen. Muchos saludos y estrellas para ti. CaroStar
16-11-2003 Es muy bueno, nunca habias mostrado algo asi, quizas que mas sorpresas nos tienes. Payazoo
14-11-2003 Petrificada he visto como también a nosostros tus lectores nos has transportado a ese campo. Flaca te creces cada día. Un abrazo. Gabrielly
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