Siempre a la vuelta del desvelo,
imagino que me has venido a buscar en silencio,
gracias por dejarme imaginar esos instantes
rondando por mi mente y mi caminar al lado tú,
icono que no permite dejar de soñarte
después de las letras donde no te tengo.

Sueño con nosotros el día en que llovió tu mar,
sirena de las distancias en noches de luna llena,
duermes como anoche, mirando este extraño amor,
tú, ella y yo, en ese rosario de sueño o pesadílla
que emanó mientras dormía.

Margarita deshojada del destino, que enloqueciendo
esta trama de amor sabe a tristeza, y naufrago y lloro,
y pido auxilio, enfermo de fiebre de amor, este año y el anterior,
amor tengo una deuda contigo de lo que pudo ser desde que,
las caracolas de nuestro aliento sufrieron su metamorfosis.

Una lágrima es el desvelo de las sirenas y mientras tanto,
trato fallidamente de armar este hermoso rompecabezas
con la sombra del amor que no he encontrado,
por ello encontrarás al inicio un acróstico inventado...

Y un verso que no rimó.