Desde hace tiempo busco no creer en destinos, en caminos trazados con instrumentos desconocidos en un cielo ausente, en líneas rectas de acontecimientos que llevan a un final inevitable. Si creo firmemente en que la capacidad de elejir es lo que da sentido a la existencia de todo ser humano, que los eventos y las personas coinciden generando constantemente un mar infinito de posibilidades.