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Inicio / Cuenteros Locales / escritor_de_memorias / La tierra de los espíritus (fragmento 6)

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Capítulo 6 Roahn el viajero

Una terrible tormenta de arena se desató, pero a pesar de eso, el valiente Lacos no se detuvo, él continuó su camino. Durante horas siguió avanzando, sin estar seguro de la dirección en la que viajaba hasta que de pronto la tormenta se detuvo. Lacos agradeció a los señores y a pesar de su cansancio siguió caminando hacia el sur. Apenas había dado unos cuantos pasos cuando observó un bulto sobre la arena, se acercó y entonces vio a un hombre. El joven Lacos sacudió al extraño e intento despertarlo, pero por mas que le hablaba, el hombre no despertaba. Desesperado, vertió un poco de agua sobre los labios resecos del extraño, quien al sentir la humedad reaccionó. Lacos lo dejo beber la poco agua que quedaba, esperando que el pobre hombre lograra sobrevivir. Cuando terminó de beber, dio gracias a su joven bienhechor y se presentó ante el como Roahn el viajero.

El misterioso Roahn, un hombre como cualquiera de la tribu tierra, piel morena, barba y cabello negro, ojos oscuros, de estatura un poco mayor a la de Lacos. Hace muchos años, Roahn, al igual que el joven Lacos, decidió viajar hacia el sur en busca de un mejor lugar para vivir, y lo encontró a orillas de un extenso río. En ese lugar vivió mucho tiempo rodeado de abundancia, fue tanta su felicidad que se olvidó de su familia y del resto de la tribu, pero después de todos esos años la soledad lo hizo desear volver a Oasis y estaba de camino hacia allá cuando una tormenta de arena lo atrapó, el camello en el que llevaba sus provisiones huyó y él se quedo solo. Vagó sin rumbo por tres días sin agua ni comida, hasta que se desmayó y seguramente hubiera muerto en el desierto de no ser por la intervención de Lacos. Ahora como agradecimiento, Roahn llevaría a su joven amigo hasta el río del sur donde obtendrían provisiones para luego regresar juntos a Oasis.


Debido a que faltaba muy poco para el anochecer, los dos viajeros decidieron continuar su viaje al día siguiente. En cuanto amaneció, se pusieron en marcha. Durante algunas horas viajaron sin contratiempos, pero inesperadamente comenzó una tormenta de arena. Luchar contra la tormenta en el estado en que los dos hombres estaban era muy duro. La tormenta incremento su furia, y resultaba casi imposible continuar. Roahn comprendió que se había convertido en una carga para su joven acompañante por lo que le pidió que lo dejara pero Lacos se negó:

-No te preocupes –dijo el muchacho, -la tormenta terminará pronto y podremos llegar al río del sur.

La voluntad del muchacho era invencible, a pesar del cansancio no dejó de avanzar, y aún cuando llevar consigo a Roahn lo obligaba a caminar mas lento, no pensó ni un momento en abandonarlo en el desierto. La intensidad de la tormenta se incrementó a tal punto que Roahn no pudo seguir adelante.

-Por favor Lacos, continua sin mi, soy solo un estorbo.

-No puedo hacer eso, si te dejo aquí es seguro que mueras –replicó Lacos.

Ante la imposibilidad de seguir adelante, no tuvieron más remedio que esperar. Pasaron horas y la tormenta continuaba. Exhaustos los dos viajeros se quedaron inconscientes. Al despertar, Lacos se encontró solo, no había rastros de Roahn por ningún lado. Preocupado, el joven lo busco pero sin éxito, lo cual lo hizo sentir triste, pero sin perder mas tiempo continuó con su viaje hacia el sur. Por fin después de varias horas de caminar pudo ver a lo lejos el tan anhelado río, rodeado de vegetación y animales. Lacos no pudo contener las lagrimas, estaba muy emocionado y corrió como un loco hacía el río, en cuanto llegó se metió al agua, bebió y se refresco con ella. Cuando por fin había recuperado el ánimo, salió del río y contempló su alrededor. Era como un sueño.

A pesar de lo duro del viaje, para Lacos su misión había sido un éxito, comprobó la existencia del río y la distancia desde Oasis. Solo tres días de viaje, para un grupo organizado y con provisiones sería bastante fácil llegar hasta el río. Lacos pensaba en la salvación de su tribu mientras observa los animales y las plantas cundo de pronto vio aparecer ante el a la hermosa diosa de ojos verdes, y después apareció Roahn el viajero, pero mágicamente dejo de ser hombre y tomo la forma de un elefante blanco. Tal vez no era un sueño, quizá todo era una extraña pesadilla.

Texto agregado el 28-01-2006, y leído por 126 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
07-08-2006 Entereza recopensada ,como la de este escritor que nos alegra con su hermosa épica..Siguo. eneas
15-06-2006 Una segunda prueba superada (quién será la diosa d elos ojos verdes?), y el encuentro de un elegido con su sino -no es así?- Una gran historia. Sigo Ikalinen
 
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