Insomnio

Mientras todos duermen, yo pienso. El insomnio, acompañado de sentimientos maravillosos crean un insomnio feliz, una especie de enfermedad que uno lleva con gusto. Claro, a todos les gusta sentirse felices alguna vez, pero el insomnio no se quita con la felicidad; de hecho, me vuelve más despierto aún.

Pienso en ella, en su sueño, en sus párpados
cerrados implorando por un descanso relativo, en su sensación plácida de tranquilidad. Pero yo estoy despierto. Yo no puedo dormir. Es ya tercera vez que me levanto, paseo por la casa a oscuras, me voy a la cocina, cojo un vaso y lo lleno de agua, vaso que me despierta aún más.

Prendo mi personal, escojo una estación al azar, y la dejo ahí un rato. No escucho, sólo me concentro en que debo tener sueño y debo descansar, me enfoco en el cansancio, y en la idea de que mañana al verla, el insomnio habrá ganado. No puedo hacer eso, ya van 3 días sin verla... quiero dormir, por Dios, quiero dormir... 3 días sin verla, 3 días sin dormir...

Finalmente me duermo, y sueño con ella... sueño que ella duerme y que estoy despierto...

Despierto sólo para encontrarla a mi lado... la beso, y el sueño me vence otra vez, para soñar las mismas cosas una y otra vez.