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Cuando después de un período suficiente de vida una persona ha soñado tres, cuatro o cinco veces con una misma persona que no conoce en esta vida…, que es como que viene a visitarlo en sueños y en este espacio que los une la persona que lo visita en sueños afirma conocerlo, pero no en esta vida…

Carlos se despertó como relamidísimo en sueños contentísimo de haber visto nuevamente a su eterna amiga. De esta vez, sabiendo que estaba soñando mientras soñaba, hizo todas las preguntas pertinentes y obtuvo respuestas que reafirmaban de una vez por todas, la eternidad. Por supuesto, no “Eternidad” como en el sentido de “Siempre” sino en el sentido de un espacio mucho más amplio y quizá más sólido y duradero que este. Hay eternidad en la vida de las estrellas. En relación a los humanos las estrellas y su mundo son eternas. Pero las estrellas también mueren. Son como eternas en relación a nosotros y eso es lo que a Carlos Clara le explicó: “Tú eres una estrella y yo soy otra estrella cercana a ti. Es por esto que sientes tanto conocerme a pesar de que en tu “vida” no me conoces; pero nuestras presencias sí se conocen”. Luego, en el sueño ella le enseñó cual estrella es ella, era una pequeña estrella de las Pléyades y le dijo que él desde la Tierra no se ve. Carlos le preguntó si ella ha vivido como persona, como ser humano aquí en la Tierra y ella dijo que sí, pero que murió asesinada hace algunos años la última vez y que eso la enojó. Pero dijo que quines fueron sus asesinos están “encadenados” y que yo mismo lo había hecho, ella sólo tenía ganas de volver a verme “¿Te conocí?” – preguntó Carlos bajito y ella respondió que no. Luego Clara le dijo “Sueña” y Carlos tuvo un sueño aún más profundo, entre lo bestial y abismal y luego despertó.

El desdoblamiento del mundo.

Clara se muestra como una chica blanca de cabellos y ojos negros en los sueños y, siempre que ha soñado con ella, Carlos se encuentra con chicas que obedecen a esa misma descripción en una proporción superior a lo normal y a la casualidad. Carlos intenta reproducir los mismos sentimientos que siente en esos sueños con Clara en la realidad, cuando ve lo que interpreta como manifestaciones de Clara a través de una súper manifestación de su tipo físico, y el resultado es la aparición de todavía más manifestación…, como si el mundo, mediante el sentir de los sentimientos, pudiese para él acercarse un poco más a la eternidad; hasta que Carlos se despide sabiendo que aquí él debe permanecer hasta el momento de su propia muerte que, como sabe muy bien (y eso le sirve de consuelo) tarde o pronto habrá de suceder. Sin embargo continúa de vez en cuando ensayando con sus sentimientos, proyectándolos por doquier, y estudiando los misteriosos efectos de esa extraña facultad, de esa extraña posibilidad que, para su sorpresa, es mencionada en el Timeo bajo la imagen de una superficie lisa que refleja por igual lo de adentro y lo de afuera.

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Hay quienes cuyas vidas en la eternidad tiene un lapso de vida superior al lapso de vida de la Tierra y hay quienes cuyo lapso de vida en la eternidad es inferior. La “eternidad” es precisamente el espacio en donde se dan los lapsos de vida de las estrellas. Podemos llamarlo el espacio de las almas. Con esto afirmo que nuestras almas son las estrellas. El Espíritu, por otra parte, es la forma que nuestra alma tiene en relación a la Tierra. Los espíritus y nuestro espíritu es el lapso de vida de nuestra alma aquí en la Tierra; es la vida que la Tierra da a nuestra alma aquí en la Tierra. Nuestro cuerpo es un momentito que se adapta al momento por el cual la vida de la Tierra está transcurriendo, por el cual está pasando. Milagrosamente la forma del Espíritu está ya dada, eso significa que posee una forma sólo posible porque ya está en sí su principio y su final. Quienes profetizan el futuro y el pasado ven a través de los ojos de su espíritu que, como ya quedó explicado, abarca el futuro y el pasado, lo lejano sucedido y lo que sucederá… el final de la vida de la Tierra está predeterminado, porque, si bien el futuro aún no ha sucedido, el balance, el equilibrio, entre los diferentes espíritus que la componen existe, y el futuro no viene a ser más que el potencial existente convirtiéndose en acción, realidad o dinamismo motor común hacedor. Por eso nuestros espíritus poseen forma: son la sumatoria de nuestras encarnaciones pasadas y futuras de las que forman un solo cuerpo que ya está, forma esta que depende de la Tierra (de todo lo demás), de lo que ella hace con nuestra alma, de lo que ella hace con las estrellas para este “aquí” ¿De dónde más se obtiene materia para la creación de tantas formas? La materia es el alma, el mar estelar y es la Tierra la que les da una forma consecuente con aquí. Yodas nuestras vidas, encarnaciones y reencarnaciones (la repetición de una encarnación), de principio a fin (del mundo o de nuestro tiempo individual en él) están contenidas en la forma de nuestro ya dado espíritu.

Quien muere retorna a su propio espíritu, a su propia forma aquí, a sí mismo, no a Dios, como máximo, quizá, a su propia alma, pero no a Dios… Dios aún no está hecho…, ni tampoco deja de hacerse. Quizá el alma habita en Dios, pero si creemos retornar a Dios sin retornar a nuestra alma, seríamos completamente destruidos sin posibilidad de poder volver a ser. Así que primero Dios es Yo, y sólo en Yo, mediante “Él”, estamos en Dios, porque estamos Con.

Ahora bien: la vida y la muerte no son cosas contrarias ni opuestas, ambas hacen un ciclo, ambas son complementarias y cada una se alimenta de la otra, y sin la una o sin la otra nada de lo que existe pudiera existir… Aquí. Todo se alimenta de lo muerto, de lo ya muerto, de lo que se descompone, o de los perfumes de lo que vive en la muerte en un estado para lo vivo de constante descomposición, perfume tal que nos llega bajo la forma de inspiración.

Sin embargo la vida es un Reino relativamente pequeño que hace parte del Reino de la Muerte. La vida, dentro de este Reino no se caracteriza más que por ser una serie de frecuencias limitadas dentro de un pequeño espectro de frecuencias dentro de un inmenso espectro de frecuencias que es el Reino de la Muerte-aquí.

No vemos la vida en lo muerto porque lo muerto vive vibrando en otras frecuencias fuera del espectro de frecuencias de lo vivo, de lo que está “vivo”. Sin embargo nuestro espíritu vibra dentro de un espectro amplísimo de frecuencias que abarca lo vivo y lo muerto. “Descender”, en mis términos, significa cambiar mi frecuencia a la frecuencia en donde vive lo muerto. Más allá de toda frecuencia sólo hay Paz. Las estrellas vibran en la frecuencia de lo Muerto. Todo lo que nutre la vida y la hace posible y la hace crecer vibra en la frecuencia de lo Muerto. La vida no da vida a la vida excepto cuando muere. La vida compite entre ella misma, lo vivo compite contra lo vivo, todavía no se comprende ni por qué, ni para qué; pero lo cierto es que lo vivo no vive de lo vivo sino de aquello que muerto existe en otra frecuencia que no es la nada mas sí una frecuencia que no está dentro de lo que concebimos como vida. La vida absorbe de lo muerto. La explicación biológica no es suficiente. Cada quien nace con su propia personalidad, personalidad que no viene de la vida, que más bien a la vida viene. Los padres y lo vivo sólo adaptan la frecuencia al nuevo ser y mediante alimento (muerto) lo ayudan manualmente a crecer (si bien la mano que coloca la comida en la boca ayuda a crecer es el alimento lo que hace crecer).

El amor es la única excepción.

No todo lo que hace parte de un todo hace parte únicamente de ese todo. El Arcoiris tiene también infrarrojo y ultravioleta a pesar de que no lo vemos, a pesar (y por ello) de que nuestros ojos no capten esas frecuencias. Al igual que lo que le sucede a nuestros ojos le sucede también a nuestro entendimiento en relación a la vida y, por supuesto, también a nuestros intereses y motivaciones.

La Tierra vibra en vida y en muerte, los mismos rayos del Sol vibran de la misma manera. Hay cosas que los rayos del Sol iluminan que nosotros no lo vemos, cosas que se mueven en el viento y que afectan nuestra conciencia e impulsos y que ciegamente obedecemos; por ejemplo, la famosa orden esa de construir en grande el mundo de los insectos. Fue una orden a la que obedecimos exitosamente y que está íntimamente ligada al Tiempo que dentro de sí misma está recorriendo la Tierra ¿De dónde sino de lo que no entendemos nos llegó esa orden, ese impulso curiosamente tan poco humano de construir en grande el mundo de los insectos y convertirlo en nuestro hábitat y paisaje sobre el Mundo? Les daré una respuesta: se acerca el final de un lapso naturalísimo y predeterminado. Por supuesto que la Tierra como ser vivo debe pasar naturalmente por consecuentes y consecutivos cambios de forma. El que hayamos construido en grande el mundo de los insectos no obedece a ningún accidente; es un impulso humano, como quien responde a una orden, pero no es una decisión humana, los humanos no siquiera se han dado cuenta y para cuando se den cuenta ya habrán pasado a una etapa atómica y habrán descubierto todos los secretos del átomo para crear las más maravillosas fuentes de energía. Entonces el paisaje del planeta cambiará dejando de ser una reproducción bien hecha, loable, del mundo de los insectos, para ser una reproducción del mundo atómico y subatómico y, os lo prometo: hasta la tele transportación se hará, pero aún faltan algunos cuantos siglos ¿Ciencia del hombre? No: labor cumplida de los insectos, una de cuyas funciones consiste en desbaratar y descomponer la materia hasta dejar sólo una pila de átomos, disolviendo unos en el aire y ajustando otros de nuevas maneras. Esa etapa atómica será el período final de la vida en el planeta. La Tierra misma habrá entonces pasado al final por todos los ciclos que en ella misma se cumplen, a la manera en la que Anaxágoras lo vio. Ella será la última víctima de su propia naturaleza… el cumplimiento en grande, en la estructura de todo el conjunto, de la última función que se cumple de maneta obligatoria en todos sus elementos constituyentes: la Muerte.

Y nosotros Espítitus, seremos finalmente desperdigados por todo el espacio circundante como apestosas moléculas de cósmica podredumbre
… hasta entonces, mi linda Clara, quizá Dios quiera que quedemos ateridos en un mismo Cuerpo, quizá ese Cuerpo sea el mismísimo espaci. Y el Espíritu, nuestros Espíritus, ya llenos de contenido y de personalidad, se conviertan en nuevas almas, estrellas hijas de estrellas, y que sea precisamente eso lo que da origen a la formación de nuevas estrellas, y que sea para eso que existe la vida; de más vida aún, en el espacio, en la lucha absurda y constante por ocupar la nada, que es o sería la explicación menos insatisfactoria en cuanto a lo poco que ahora aquí somos.


Texto agregado el 01-03-2006, y leído por 140 visitantes. (0 votos)


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