El deseo se escapó huyendo de mí el día después que te fuiste, la compensé con la esperanza que algún día volverías y todo estaría bien.

Los días pasaron, contándolos todos mientras pasaban entre mis ojos y la pared y al no llegar el día de tu devuelta la esperanza desistió de esperar en el banco por ti.

Desde ese día e sentido el espacio dentro de mi que ocupabas tu, el vació que hoy existe donde fluye la melancolía y la vil, quisiera tener una jeringa para extraerla, pero elijo vivir con ella pues es lo único que me queda de ti.

Si supieras mis decisiones, los mil y un sacrificios que hice por ti y lo importante que todavía eres te darías cuenta de porqué vivo acompañado de la melancolía y no extirpo la vil, como lo que te prometí puede ser posible, pero no será.

Pues la vida no se puede llenar de excusas, y rendirse solo se logra cuando el alma lo desea, se llena de lo que sentía por ti que ahora cambio a esa vil que tú elegiste cambiar por cosas más blancas y lugares más a la orilla. Es así que se, que lo que pudo ser no será, pues será con otro y no conmigo, alguien que no será nunca igual que yo.

Pero nunca hiciste lo necesario, y por eso entiendo que debía dejar de perseguirte, pues yo te merecí por esfuerzo, pero nunca trataste de llegar a mí pensando que todo era un espejismo, ahí es que el monstruo nació, el monstruo que me trataba de proteger del dolor de entregar mi corazón y ser negado.

Hasta hoy, no tengo lo que te llevaste y quiero gritarte con toda mis iras mi dolor para extirparlo, pero cuando veo tu silueta en mi mente no puedo proclamar las palabras y mi ser se rinde ante ti una ves más.

Por eso solo grito que no estoy solo, estoy bien acompañado por algo que nunca se escapara, el dolor de tu ausencia, el hueco de tu figura, lleno de melancolía y vil.