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Inicio / Cuenteros Locales / Odiseo87 / Fallen Angel

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Desperté muy lentamente. El aire era pesado. Tenía la boca seca y mi cabeza daba vueltas. Traté de incorporarme pero fue un intento inútil. Me recosté. ¿ Qué había pasado?. Recordaba a Carlos corriendo tras alguien. Una mano de mujer se posó en mi frente. Sentí cómo un escalofrío me recorría por la médula. Carlos seguía corriendo. Ahora podía distinguir otra figura. Era la mujer a la que Carlos perseguía ( por lo menos eso parecía ).
- ¿Cómo estas?- una voz suave me despertó del sueño. Traté de hablar pero de mi boca no salió un solo sonido. Sentí un gusto amargo que se posaba en mi lengua. Traté nuevamente de levantarme pero otra vez no tuve éxito. Caí pesadamente en la cama en la que me encontraba. - ¡Carlos, cuidado!- grité, o por lo menos lo intenté ya que solo conseguí un tibio gemido. De repente unos disparos cortaron el aire. Trate de distinguir la escena, saber si Carlos seguía vivo, pero era inútil. La sangre, que no paraba de brotar de mi ceja derecha, entorpecía mi visión. - no se preocupe, tranquilicese- abrí los ojos. Un hombre de bata blanca me sostenía por los hombros.- tiene un poco de fiebre, pero va a estar bien. Ha perdido mucha sangre- me dijo sonriendo.- Dele estas vitaminas, en unas horas en cuanto la fiebre disminuya- le explicó a una señorita que estaba parada a su lado. La mujer le sonrió y ambos se dirigieron a la puerta. Nuevamente quedé solo. Sabiendo que no podía levantarme traté de girar mi cabeza con el objetivo de reconocer mi habitación. Era un cuarto totalmente blanco con una brillante luz en el centro del techo. En la mesita de luz a mi izquierda había un reloj digital y un paquete de pastillas de menta junto con una carta. Al ver las pastillas recordé que tenía la boca terriblemente seca. Alargué lentamente mi brazo y tomé un caramelo. El refrescante sabor me inundo la boca. Tuve la impresión de haberlo probado antes.
Me levanté pesadamente. Los disparos habían cesado. Luego escuché un motor encendiéndose y el silencio. Me levanté torpemente. La sangre seguía molestándome y mi brazo derecho estaba inutilizado. Sin embargo logré levantarme y lentamente me acerqué a los tres cuerpos que estaban allí tirados. Reconocí a los dos tipos que estaban vestidos de negro. Los habíamos visto unas horas antes en la plaza de enfrente. Carlos y yo sabíamos que era una trampa pero decidimos ir igual. Ana corría peligro. Ninguno de los dos nos perdonaríamos si algo le hubiese ocurrido a ella. En ese momento recordé que en todo ese tiempo no la había visto. La llamé con toda la fuerza que mi garganta me permito pero fue inútil. Se me ocurrió que tal vez estaba escondida y tenía miedo así que fijé mi atención en el tercer cuerpo. - Tome, bébase esto, le ayudaré- otra vez era esa voz suave y dulce. Reconocía a la enfermera(pues su ropa así lo evidenciaba). Era la que había venido antes. Me incorporé como pude. Ahora podía moverme mejor pero aun estaba muy débil. Tomé el vaso que la enfermera me alcanzaba y me lo bebí de un trago. Era Carlos. Estaba tirado frente a los dos cuerpos anteriores. Comencé a preocuparme cuando vi la sangre a un costado. Me acerqué a él y descubrí que aún respiraba. Decididamente había corrido con más suerte que los otros dos- ellos estaban muertos-. De repente escuché la sirena de una ambulancia que se acercaba. Me levanté decidido a buscar a Ana. Grité y recorrí todo el lugar pero nadie respondía a mi llamado. No estaba. En un instante todo empezó a dar vueltas.
-¿ Cómo se encuentra? No muy bien seguramente- era la enfermera nuevamente. Páso un pañuelo húmedo por mi frente.- estuvo sudando y con mucha fiebre desde hace un par de horas- seguramente mi expresión debió transmitir mucho miedo pues apresuradamente agregó que ya había pasado, que iba a estar bien y que era muy común que esto me ocurriera - ha perdido mucha sangre señor -. Me acosté mirando a fijamente a la luz del techo. ¿Dónde estaría Ana?. Por un momento me dejé llevar por los recuerdos. La recordé con su hermosa cabellera y sus ojos negros penetrantes aquella noche de verano en la que consolidamos nuestro amor. No era muy alta pero tenía una fuerte presencia. Ella fue la razón de mi vida, aunque me originó muchos problemas. El mayor, sin duda, fue el hecho de que Carlos había estado enamorado de ella desde que se la presenté. Pero, qué podía decir. Es decir, no podía culparlo. Ella era lo que comúnmente se conoce como una caza- hombres. Hechizaba a cualquiera que se le cruzara en su camino y ni mi amigo ni yo fuimos la excepción. Quizás lo único diferente esa vez era que, así me parecía, yo también la había hechizado. - señor, disculpe- la enfermera de vuelta- ¿ha leído la carta?- la miré con sorpresa pero en ese momento recordé la carta que estaba bajo el paquete de caramelos. La tomé con la mano que aun estaba en condiciones.
Gaston,
Lo nuestro ha sido muy hermoso, en serio. Yo te amaba, con todo mi corazón. Sin embargo, como tu bien dijiste alguna ves, pájaro que come
vuela. Lamentablemente las circunstancias me han llevado a tener que cometer actos de los que nunca me perdonare, incluso este último que pronto cumpliré. En verdad apreciaba a Carlos pero él ya sabia demasiado. Ahora descubro que nunca tendría que haber comenzado esa relación. De verdad lo siento pero vos también sabes demasiado.(nunca imagine que me iba a enamorar de vos).
Con cariño
Ana.
- De verdad lo siento amor- me di vuelta sorprendido. Sentí un gusto salado en mis labios. Eran las lágrimas que brotaban de mis ojos. Sin embargo esta vez no fueron suficientes para tapar la realidad. La realidad de que Ana sí había estado con Carlos. La realidad de que ella estaba viva. Es más, la penosa realidad de que ella se me acercaba con un cuchillo que en pocos segundos estaría clavado en mi pecho mostrándome toda la verdad de la vida, llenando todos los huecos de esa hermosa relación.

Texto agregado el 14-03-2006, y leído por 191 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
25-06-2006 +++++ borian
18-03-2006 Que extraordinario texto lleno de emociones y sentimientos desbordantes, pero la realidad a veces duele tanto. Me gusto mucho, mis estrellas para ti***** clear
 
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