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Inicio / Cuenteros Locales / khristian / \"¡¡Peluches al Ataque!!\"

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Los peluches de la habitación de Cristóbal lo miraban incesantemente, como si supieran que novias pasadas eran las responsables de su estancia en ese lugar… ojos penetrantes, oscuros, azules, verdes, cafés, pardos… con miradas tiernas, irónicamente tiernas.
Volvió la mirada en dirección que sus ojos no chocaran con los de ellos, lo consiguió, pero… seguía sintiéndolos, murmurando, mofándose, creía que le sacaban la lengua y ¡ZAS! Dio la vuelta… el Oso Panda lo miraba receloso y el Perro Dálmata no se quedaba atrás, mas a la izquierda vio como el Cocodrilo (o creía que lo veía) movía maliciosamente esa verde cola.
¡Maldición!, ¡ZAS! 85º grados mas a la derecha el Gorila que le regaló esa pérfida (G.H.) le cerraba un ojo.
¡¡Maldita selva de animales inanimados y pelaje sintético que cubren esos pequeños cuerpos regordetes y de mirada bondadosa!! – Pensaba perturbado, Cristóbal.
Lo atormentaban como si todas sus ex novias le hubieran mandado órdenes directas a esos peluches perversos. ¡PLAF! El Hipopótamo que estaba arriba de la televisión caía al suelo y Cristóbal sentía que la jungla entera cobraba vida.
- ¡Cristooooobaaaalll! – oía, en su cabeza, esas voces coreando su nombre repetidas veces…
- ¡Miiiiranoooooosss! – volvían a hablar
- ¡Por tu cuuuuulpaaaa! – esta vez gritaban
- ¡¡No fue mi culpa!! – gritó, repentinamente Cristóbal a esos bichos y, de un salto, fue en dirección del Gorila, lo tomó, lo zamarreó, mientras las voces de los peluches seguían con la tortura…

¡PAM! Una idea cruzó por la cabeza de Cristóbal y, con el Gorila todavía entres sus manos, salió de la habitación, caminó por el pasillo, cruzó el baño pasando por la pieza de sus padres hasta llegar a la cocina, miró la despensa donde se guardaban los fósforos y fue hacia ellos; ahora en su cabeza las iba recordando una a una cuando le regalaron esos siniestros peluches… la Tere, la Cony... Maca… trató de sacarse esos recuerdos de la mente… tomó los fósforos y los nervios superaban su habilidad psicomotora. Cayeron al suelo desparramándose en todas direcciones… se parecían a las lagrimas de la Maca cuando él terminó con ella…
En cámara lenta, Cristóbal se agachó para recoger el que necesitaba, mientras el Gorila ya estaba dentro del horno, aún con su mirada tierna… irónicamente tierna.
Da el gas, ¡ZAS! ¡ZAS!, el fósforo se enciende y se dirige hasta el mechero… ¡ZUUM! Todo se prende y Cristóbal, con mirada maliciosa, veía como el Gorila iba perdiendo su forma, sus ojos derritiéndose, la nariz y las extremidades quemándose… era el peluche líder, el más grande y el que más odiaba… ja ja ja – una risa le salió de improviso…se sentía satisfecho.
¡RING! ¡RING!, timbre y Cristóbal, aún con la adrenalina en el cuerpo, dio un salto… sonrió por la situación y se dispuso a abrir la puerta… era su nueva novia.

Camila entraba sintiendo el olor... se dirigió a la cocina y vio el peluche, o parte de él... aún quemándose… gritos, escándalos, golpes, rabietas, llantos (como cuando terminó con la Cony)… todo era confusión y Cristóbal aún no entendía el porque… después de un momento lo entendió… el Gorila calcinado se trataba ni mas ni menos del regalo de su nueva novia, Camila, y él había cometido un grave error… y lo comprendió todo...
¿Cuál había sido el único peluche en moverse de verdad? GH era la única que podría haberle regalado ese animal por su rara afición a ellos… Corrió a la habitación, mientras Camila seguía llorando desconsoladamente en la cocina, cruza la pieza de sus padres, el baño el pasillo y entra como nunca había entrado antes, CON DESESPERACIÓN, mira al piso y el HIPOPOTAMO ya no estaba. Era el único que había tenido un movimiento real: Se cayó del televisor y ahora no estaba… no lo podía creer. Buscó en todos los posible lugares y nada ¡Era Imposible!...
Ya ningún peluche hizo ningún ruido… parecía que estuvieran de luto en honor al inocente y desventurado Gorila, que había sido el último en llegar.
Pasaron unos minutos, teléfono y Cristóbal, ya mas tranquilo, va a contestar al living… y ¡sorpresa! El Hipopótamo estaba al lado del aparato, aún confundido contesta y… ¿adivinan? Era G.H… riéndose con una risa maléfica, malvada… mientras el Hipopótamo seguía mirando a Cristóbal, al lado del teléfono, con esa mirada tan tierna… irónicamente tierna.

Texto agregado el 17-03-2006, y leído por 432 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
22-03-2006 !Qué tremenda historia! Realmente hay que tener bastante imaginación para escribir esto... Me gustó mucho, felicitaciones, muy gracioso además, mis 6* natalena
18-03-2006 Muy ingenioso***** clear
17-03-2006 Yo por eso regalo los peluches que me obsequian mis pretendientes. No vaya a ser... HabloconlaPared
17-03-2006 Muy original y creativo. Ahi te mando cinco estrellas de felpa. zepol
17-03-2006 Jejeje, hasta el título da risa!! Muy imaginativo. Puccca
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