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Sin sentido y sin razón es la mejor manera de contar un cuento para que sea sentido, no entendido.
La propia experiencia del mundo de lo surreal, lo imaginario, nos hace entender (por mucha controversia de la palabra en el contexto) la locura que se llega a experimentar, pero este no es el caso, ni la historia, la movida es muy diferente.
Cuando cierras los ojos con rapidez, supongo qeu será por no anular por mucho periodo de tiempo el sentido de tu vista. Yo conocí a un hada que prefería dormir anes de ser consciente y poder ver la "realidad".
Sólo podíamos hablar en sueños, ella se acercaba con suavidad, acariciaba mi pelo y así me despertaba en escenas de fantasía, llenas de color, bonitos olores y cosas imposibles. Cuando era niña no me hacía falta quedarme dormida para poder encontrarla, ella me segía, se escondía entre las flores del campo, detrás de mi oreja y me provocaba grandes y blancas sonrisas.
Tenía alas llenas de purpurina, con destellos viselados, transparentes...y volaba como pez en aurora boreal. Me cantaba canciones que sólo yo podía oir, era mi mejor amiga, mi máximo.
Me decía que yo era su pequeña mariposa (siendo 7 veces más grandes que ella) y aunque no las viese, tenia alas con las que podría volar. La verdad es que nunca las vi, así que pensé que tendrían que nacerme o que todabía era muy pequeñas.
Pasaron muchos años y cada vez era más difícil ver a mi pequeña hada. Aveces la oía, muy débilmente...
Y volaron, volaron los años, con ellos y mi soledad tuve que ir aprendiendo, coas qeu se dicen "de la vida"...aún a día de hoy sigo dudando si vida o...no.
Nunca jamás volví a saber de ella, hasta qeu mi pelo se tornó blanco, mis manos, que un día fueron tersas y suaves, se llenaron de grietas y arrugas, como mi cara, mi cuerpo ya no fértil, mis ojos ya ciegos y tristes...fue entonces cuando en el último aliento de un reloj de arena, aquella hada apareció, dándome la mano, fría y rota. Una lágrima azul acarició su rostro, que como serpentina rozó mis labios. Brotaron miles de flores de hielo que Shiva había imaginado en sus comienzos. Escalofríos bailaron en mi estómago, se repartienron por brazos, columna, cabeza y pulmones.
Y me criogenicé con la intencion de algún día recuperar esas alas que jamás vi, qeu siempre tuve y que sólo con ayuda de copos de nieve y hielo se materializaron para así poder olvidarme y concederme un ápice de ingenuidad qeu me hizo inmortal en mi niñez.

Texto agregado el 28-03-2006, y leído por 73 visitantes. (0 votos)


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