(¿poesía?)


Tengo más yo de ti, que tu de mí.
Y es que con los años he cosechado sólo las buenas uvas que sembramos.
Yo me quedo con tus manos que me sostenían,
con tus ojos que me escuchaban,
con tu boca que me adoraba.
Me quedo con las cartas, los detalles y las locuras.

Tú
atesoras los enojos,
conservas el veneno de las palabras,
te regocijas con el final.

Tienes tan poco de mí.

Y aunque recuerdo el amor desgastado
y las manos agotadas de luchar,
tengo más.
Porque me he quedado con lo mejor de ti, de mí, de los dos.

Ahora, me bebo un vino delicioso, fuerte y robusto.
Con un tinte amargo, el justo,
con el equilibro que solo da una mezcla perfecta,
con el sabor de roble que regala la madurez.

Y es que...tuvimos una muy buena cosecha.