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Ella está cerca.
Puedo olerla.
Se acerca por la calle.
Mira pasar a las personas.
Mira las grietas del asfalto bajo sus pies.
Yo miro el reloj, impaciente.
Ella mira mi ventana a lo lejos, esperando una silueta.
Yo tengo todo listo aquí, impaciente miro ahora la puerta.
Ella se detiene en la puerta, penetra con la llave la cerradura.
Yo puedo sentirla, ya siento su piel desnuda.
La cerradura gira, la puerta se abre: luz.
Su cabello obscuro se revuelve en el umbral.
Mi cuerpo se estremece al recorrer el suyo con la mirada, mojo mis labios.
Ella me mira ansiosa, mira mis ojos, mi boca, mis senos, mi cadera, mis piernas.
La puerta se cierra de golpe.
Yo me levanto del sofá.
-Casi una hora tarde.
-Lo siento, él no me dejaba salir.
-Me dice ella, y me toma de la cintura.
Caminamos juntas a la habitación.
Ella brinca a la cama.
Yo suspiro y cierro las persianas.
Antes de que las barras grises horizontalmente se cierren miro a un niño corriendo en la calle.
Al voltear, ella desnuda.
Mis pechos sufren un drastico cambio.
Algo recorre mis venas, llega a mi estomago, a mi garganta, luego a mi entrepierna.
-No sé como haces para quitarte todo tan rápido.
-Yo no sé por que miras tanto por la ventana.
-Me contesta, mientras recorre su cuerpo con sus dedos.
Yo le doy la espalda y lentamente levanto mi blusa.
Ella se ríe y comienza a cantar algo en francés.
Quito el seguro de mi falda, que cae al suelo.
Luego miro mis jeans y me siento algo ridícula.
-¿Quien usa mezclilla bajo una falda?
-Me pregunto
De igual forma quito el botón del pantalon y lo bajo lentamente.
Mi ropa interior es negra.
Su ropa interior, que ahora está en el piso es roja.
Me volteo y suelto mi cabello.
Ella ríe y sigue cantando, yo muerdo mis labios.
Ella ríe más.
Yo río y la miro a los ojos.
La deseo.
-Te amo
-Le digo, y ella parece perturbarse un poco.
-Te deseo
-Me contesta
Luego me acerco lentamente y la beso.
Su lengua en mi boca, sus manos recorren mi espalda.
Ella busca el seguro de mi ropa interior, lo desabrocha.
Luego besa mi cuello.
Me acuesto y mi ritmo corporal se acelera.
Puede escuchar mi corazón.
Su boca baja hasta mis pezones.
Mi cuerpo se convierte en ráfagas eléctricas.
Ambas respiramos fuertemente.
Ella sobre mi, besándome.
Su boca sigue bajando hasta mi ombligo.
Yo tiemblo.
Su cuerpo rozando mis piernas.
Ella se asoma dentro de lo ultimo de ropa que tego puesta.
Mi mira y sonríe.
Quita la prenda negra y descubre mi sexo.
Besa mis pies y sigue su boca subiendo por mis piernas.
Yo no soy yo.
Ella gime.
Su boca llega a mis labios.
Me besa y yo abro la boca, miro el techo y cierro los ojos.
Viajo a otros terrenos fuera del alcance humano.
Mi interior vibra.
Ella da pequeños mordiscos que provocan gemidos en mi.
Mi espalda forma un gran arco.
Ella continua allí abajo y yo inhalo y exhalo.
Ella me toca, su mano en mi interior.
La palabras son inútiles para seguir describiendo.
Sus dientes asoman.
Sus ojos me buscan excitada.
Mis ojos permanecen cerrados.
Ella de nuevo.
Su mano abandona mi sexo, su boca sube por mi abdomen.
Cruza mis pechos y los eriza.
Mi piel es una pista de hielo, su boca una patinadora rusa.
Llega su rostro frente al mio.
Mi mano recorre la linea de su espalda.
Llego hasta su cadera y luego subo a su cintura, la hago girar.
Ahora ella debajo.
Mi boca busca su sabor.
Ella se mueve, se excita, se abandona.
Llego a venus.
Un fuerte olor me invade.
Pero mi cuerpo lo percibe.
Es como tratar de introducirme completa en ella.
Su sabor es indescriptible.
Pequeños cabellos acarician mi rostro.
Sus suspiros y gemidos acarician mis odios.
Luego presiona mi cabeza con sus piernas.
Estoy más que viva.
Ella dice mi nombre y acaricia mi cabeza.
Yo busco su limite.
Luego de vivir una eternidad en ella mi rostro de nueve frente al suyo.
Nos besamos.
Nos tocamos.
Luego la puerta se abre, un niño y su perro.
Ella mira asustada.
Yo me cubro con las cobijas.
Entra él, un hombre alto, de cabello obscuro, como el de ella.
Ella toma mi mano
-también te amo, lo siento.
-Él Nos mira, el niño se esconde detrás de sus piernas.
-Mamá... murmulla.
-Yo la miro sorprendida.
Ella aprieta mi mano
-No soy su madre, ya de dije que no tengo hijos.
-El voltea y mira al niño, le dice algo al odio y el niño sale con el perro.
El hombre entra a la habitación.
-Necesito saber su nombre.
-Le dice a ella.
-No
-Le responde.
-Bueno, no importa, sabes que mi lista puede tener nombres inventados.
-Ella aprieta mi mano, él me mira, sus ojos negros entran en mi cabeza a lo más profundo.
Él sale.
Yo apenas puedo respirar, ella mi mira y llora.
-En verdad lo siento.
-Entra él, ella salta de la cama, yo trato de alcanzarla, ella llora.
Ella detrás de él, desnuda y llorando.
El con eso en la mano.
Yo sangro.
Ella grita.
Yo en el piso.
El la cubre con una cobija y salen.
El piso de la habitación se vuelve rojo.
Yo no dejo de respirar.
Miro la puerta cerrarse.
Miro el techo y pienso en ella.
Ahora no soy humana.
La imagen del techo desaparece.
Ahora le puedo ver mas nitidamente que nunca.
Ella sonríe.

Texto agregado el 13-05-2006, y leído por 192 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
13-05-2006 el azul es malo en esa logica, el tiene muy buenos textos; es bueno que sigas escribiendo, realmente no se espera tal fin en tus historias... me agrado mucho. leikka
13-05-2006 Uy... El piso rojo... Su ropa roja... Él negro... Me recuerda a unos dibujos. No leiste acerca del rojo el negro y el azul? daggaz
 
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