El temor a amarte y sufrir me hizo perderte una y otra vez, y más tarde cuando logre centrarme y arriesgarme, tu propia inmadurez destruyó toda posibilidad de reconciliación.
¡Luché tanto por no sentirte!, ¡luché tanto por no amarte!, luché tanto por no contar los segundos extrañándote hasta tu próxima venida que aquel tiempo ahora me es reembolsado intentando olvidarte.
Dicen que el primer amor jamás se olvida y parece que realmente así es. Pues a pesar de que han pasado tres largos años aún siento el sabor de tus besos en mis labios que te extrañan, aún siento el perfume de tu cuerpo acariciándome y aún siento las mariposas que revoloteaban en mi estomago cada vez que por ti esperaba.
¿Cómo describir el amor?, ¿cómo dar respuesta a las interrogantes de los románticos que alguna vez leerán esto que para ti escribo hoy?. El amor, para mi, es sentirte extasiado y calmado a la vez, es rozar el cielo con mi rostro cada vez que observo la luna que alguna vez fue testigo de nuestro amor, es degustar la gloria en un solo pensamiento, es llorar por que se ha ido y es reír por que a pesar de lo que todos digan jamás te abandonará.
“El amor verdadero es tan solo el primero”. Es así porque es la única vez en toda la vida del ser humano que las preocupaciones te abandonan y abres paso tan solo al deseo de amar; es así, porque se vive en la era de la ilusión que las responsabilidades y el mundo actual alejan más tarde; es así, porque ha pasado tan poco tiempo desde nuestro nacimiento que venimos llenos de amor, cargados de amor y somos amor.