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Desde lo alto de la torre el Rey y la Reina miran el campo de batalla, la lucha fue terrible, la mitad del ejèrcito cayò pero el Reino permanece. Los ojos de ella se vuelven agua salada ante la visiòn de los charcos de sangre y los cuerpos muertos. Abajo, un grupo de frailes se apresuran a dar la ùltima bendiciòn a los que estàn muriendo......
"Es hora de su medicaciòn"..... la escena es interrumpida por la enfermera de turno, quien derrama una cascada de absurdas pildoritas de colores en la mano temblorosa de Artemio, " ¡Ay le hemos dicho que no se quite la ropa... ¿donde dejò su camisa?" "¡guarde ese juego!, estàn prohibidos en los cuartos, ya lo sabe".... El Rey, la Reina, los Peones, la Torre.... todo cae en el interior de la caja de madera, arropados suavemente en el forro de terciopelo dormiràn hasta que en la casa de locos haya espacio para la cordura despiadada del ajedrez. |
Texto agregado el 17-05-2006, y leído por 482
visitantes. (12 votos)
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Lectores Opinan |
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24-10-2013 |
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Excelente. filiberto |
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17-05-2010 |
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Simplemente bueno... albon |
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26-09-2006 |
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:) muy bueno! harryhaller |
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15-08-2006 |
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Las absurdas pildoritas de colores (la realidad) se impone brutalmente sobre reyes, frailes y combatientes moribundos (la fantasía). La enfermera, sin duda, no leyó a Holderlein y su "el hombre es un mendigo cuando reflexiona y un dios cuando sueña". Por otra parte, hablando de ajedrez y chifladuras, me acordé de la película "El jugador de ajedrez", en la que el protagonista (basado, entre otros, en el primer campeón del mundo, Steinitz) termina en un manicomio jugando con Dios y ofreciendole de ventaja la salida (esto es, las blancas ) y un peón. Me gustó. sespir |
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16-07-2006 |
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Un breve texto, que deja pensando al lector. muy biene scrito y mejor el final un abrazo
rub sendero |
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