Un día, un hombre de traje blanco y radiante
Luminosidad en su rostro me dijo: Hola, soy dios
Que bajó del cielo para solucionar tu problema,
Tomo con delicadeza mi guitarra y con la suavidad de un ángel la afino. Al tratar de hacer melodías con ella,
Me di cuenta de que esta quedo completamente
Desentonada producto de la intervención de dios...

Una semana más tarde mi guitarra continuaba
En el mismo estado; cuando de repente un ser
Vestido de una negrura elegante, con voz muy
Viril y refinada me dice: Hola, soy el diablo,
Yo puedo arreglar esta belleza de guitarra. Como no tenia otra opción, se la entregue; A lo que minutos mas tarde me dice: listo, esta perfecta. Nuevamente trate de crear algún ritmo con esta pero
Permanecía en el mismo estado, lo que me llevó a tomar la
Cruel decisión de venderla.

Camino a la tienda de compra y venta de cosas usadas,
Un hombre bastante viejo, vestido con harapos, tambaleante y con un fornido aroma de vino añejo me dice con voz distorsionada: Mijito , pa’ onde’ llea’esa guitarrita, ¡hip!; la voy a vender porque esta desafinada-dije-pero yo se la afino po’-contesto- de malas ganas le entregue la guitarra, pero solo para que se fuera pronto y dejara de molestar; el anciano comenzó a mover las clavijas y a tensar las cuendas mientras refunfuñaba en voz baja diciendo: puta que esta desafina’, parece que dios y el diablo trataron de arreglarla.
Momentos mas tarde me la entrega y sonriendo me dice que no pudo haber quedado mejor; no le creí, y me marche si dar las gracias.
Al llegar ala tienda digo: quiero vender esta guitarra porque esta muy desafinada, a lo que un joven la toma entre sus manos comienza a trenzar entre las cuendas un breve arpegio; el joven, con cara de asombre me dice: señor, yo que usted no vendería esta guitarra, esta en perfecto estado, parece como si cat stevens o chuk berry la hubiesen afinado.

Moraleja: nuca dejes que las divinidades hagan las cosas que los hombres pueden hacer perfectamente. Ellos no saben de las cosas de los hombres, solo de cosas de dioses, como ser idolatrados y estar en sus respectivos paraísos.