¿Vocación? Personaje de libro de historia. No de cualquier historia, eso está claro. Aquellas historias que hablan de aventuras fantásticas o de amoríos imposibles o incluso en aquellas donde se explica paso a paso la solución a un enigma policial, no le interesaban en lo más mínimo. Su vocación real era ser personaje de historia oficial del país. Ser alguien importante, estudiado por secundarios y universitarios, confrontado en gruesos volúmenes que daban cuenta de estudios aun más gruesos realizados por centros de investigación o profesores con gran curiosidad y capacidad histórica.

En eso pensaba mientras repasaba el itinerario del senador. Ya que no podría llegar a ser alguien importante a través de la elección, al menos le quedaba el consuelo de poder sacar a alguien mediante una ejecución.

Lamentablemente, nadie contaba con su astucia. El crimen quedó impune y ni siquiera hubo sospechosos.

Ya tarde, prefirió cultivar la filosofía de la resignación.