TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / borarje / El dominó del amor

[C:210077]






Jorge se esmera para rellenar una hielera cuando Lucía entra a la amplia y moderna cocina, va alisando su cabello.
--Al fin se durmieron los niños. Jorgito se negaba, quería estar en la reunión, pero apenas cerró los ojos cayó rendido.
Una sonrisa apenas dibujada en el rostro de Jorge fue la única respuesta. Lucía se dirige a una alacena y extrae empaques de formas y colores diversos. Distribuye el contenido en algunas botaneras.
--¿Llevaste los bocadillos al salón de juegos? --pregunta a Jorge, quien se dispone a salir con la hielera repleta de cristalinos cubos.
--Sí amor, todo está listo --responde --debemos apresurarnos. Pepe y Carmela estarán por llegar.
No ha terminado de pronunciar la frase cuando suena del el ding-dong de la entrada principal.
--¡Oh! Aquí están. Siempre tan puntuales --añade Jorge.
--Recíbelos cariño. Enseguida los alcanzo.
--No tardes linda, si faltara algo lo vendré a buscar después.

En la elegante estancia de muebles tapizados en color perla Jorge recibe de Pepe una botella de Embruix de Vall Llach 2003, tinto, D.O.Q. Priorato.
--¡Oh lalá! La esencia de un gran priorato.
--Priorato serio y elegante que te va a encantar. Catorce meses en barrica de roble francés de segundo año. Producción estrictamente limitada --responde Pepe, quien se jacta de ser gran conocer de vinos.
--Ya lo probaremos, pero pasemos al salón de juegos. El dominó espera impaciente sobre la mesa.
--¿Y Lucía? No veo a Lucía --se extraña Carmela.
--Aquí voy... voy llegando. Hola a todos --se adelanta a responder Lucía mientras entra a la estancia.
--¡Pero qué hermosa te ves! ¡Que vestido tan sensacional! No me digas... déjame adivinar: Gaspard Yurkievich.
--Te equivocas rotundamente. Frostfrench. La venganza de la mujer sobre los diseñadores que han querido dominar el mundo de la alta costura --aclara Lucía mientras modela.
--Vaya, sabía que a Sadie Frost y Jemima French se les conoce como "las chicas más cool de Londres", pero lo que no sabía es por qué.
--Bueno, bueno... Dejemos las modas para mejor ocasión. A lo que vinimos. Al dominó --reclama Pepe inquieto por comenzar la primera partida de la noche. Durante dos años, casi sin faltar, se han reunido las dos parejas los sábados por la noche en torno a la mesa de dominó.

El salón de juegos peca de elegante. Mesa para billar, tiro de dardos y mesa convertible para dominó o cartas, además de una gran barra al fondo, todo en finas y fragantes maderas. El potente equipo estereofónico reproduce el concierto de los británicos Dave O'Higgins y su saxofón, Tom Cawley al piano, Hernan Hecht en la batería y Aaron Cruz con el bajo.
Se han sentado ante la mesa para dominó. Lucía y Pepe frente a frente; Carmela y Jorge forman la otra pareja para el juego. Una botella de Napoleón VSOP y una jarra de Ruso blanco, especialidad de Jorge y bebida preferida de las mujeres allí reunidas, presiden el juego. Ahora todo está dispuesto para que cada jugador tome sus fichas del centro de la mesa.
--Esto de intercambiar parejas para jugar tiene sus ventajas --comenta Pepe mientras se preparan para abrir la partida --así, terminado el juego, cada quién a su casa y no hay reclamaciones por haberlo hecho mal jajajaja...
Todos sonríen. Jorge pone sobre la mesa el doble seis.
Lucía saca 6-4
--Me acuesto --comenta Carmela al poner doble 4.
Sin tardanza, Pepe saca el 6-2 --A Jorge le han quedado dos opciones, 4 ó 2.
--¡Vaya! Comienzan rudos, yo paso.
--También me acuesto --dice Lucía y pone 2 doble.
Carmela no duda para sacar la 2-4.
Pepe se deshace de la 4-1 y Jorge le sigue con la 1-3.
Mientras sigue la partida Jorge pregunta a Pepe, arquitecto de profesión.
--¿Y cómo va el proyecto ese del centro comercial?
--En realidad comienza a cansarme. Tal parece que no hay manera de darle gusto al cliente. Diseñamos un concepto de vanguardia y sale conque quiere algo más conservador; lo adaptamos, pero ahora quiere algo más moderno ¡Joder!
--Así son esos ricos. Piensan que con su dinero compran algo más que el proyecto --responde Jorge, quien se dedica al comercio mayorista de acabados de lujo para la construcción.
Las fichas siguen sonando al ser depositadas sobre la madera de roble.
--¡Eh! ¿Qué pasa contigo? No has entendido una sola de mis señales --reclama Pepe a Lucía. Carmela ha puesto nada-dos y concluyó la partida. Pepe no deja de reclamar.
--Teníamos el gane y lo arruinaste --Pepe se quedó con 5-1 y lucía con doble uno.
--Bien. Ocho puntos para nosotros --Repite Jorge mientras anota --así es el juego, no tienes que molestarte.
--Pero si he anunciando lo que necesito y parece que está en la Luna.
--No digas, que si no me hubieras tapado hubiera sacado esta doble uno. Pero tú me ahorcaste.
--¡Eh! ¡Ahora yo jugué mal! ¿Y qué iba a poner si no tenía más?

Así han transcurrido tres horas de juego, de beber cognac o ruso blanco, de comer bocadillos de langosta, de caviar o de angulas, tres horas de lanzar fichas al centro de la mesa. El gran reloj de pedestal de la estancia acaba de sonar una campanada. Los tópicos han pasado del proyecto de Pepe para el nuevo centro comercial al nuevo auto de Jorge o la visita que hicieron Carmela y Lucía a la pasarela de presentación de las principales colecciones para el verano. Incluso se ocuparon buen rato del divorcio de Manuel y Martha.

--Pongo 4-5 y cierro. Sin duda que con esto rebasamos los cien puntos. Tercera partida para nosotros; ellos una --dice Pepe a Lucía en tono que raya en lo fanfarrón.
--Bien lo dice el refrán: Afortunados en el juego, desafortunados en el amor --comenta Jorge manifestando abierta contrariedad por los resultados --Carmela mira sorprendida a todos los presentes.
--¡Epa! ¿Qué has querido decir? --reclama Pepe.
--Sólo un refrán, Pepe, no armes bulla... --se adelanta Carmela tratando de apaciguar el repentino furor.
--¡Y tú no hables! Es él quien tiene que responder, o ¿será que tienes interés en que no siga hablando?
--¡Me insultas!
--¡Basta ya! Ya dejen eso. No hay por qué armar escándalo. Parece que esta noche han bebido de más --interviene Lucía.
--Eso, precisamente eso es lo que me preocupa. Porque si vamos a refranes yo conozco uno que dice: Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
--¡Mira! Ahora te molestas. Te has pasado la noche gritándole a mi mujer. De estúpida no la bajas...
--¡Jorge! ¡Calla, no empeores las cosas!
--¡Pues te gustará que te grite, pero a mí no! Tú eres mi mujer y él no tiene por qué gritarte.
--¡Bueno! ¡A callar todos! ¿A eso hemos venido? ¿Pero qué les pasa esta noche? ¿Vamos a arruinar nuestra amistad así, sólo por un momento de furor? ¿Por una estupidez? --pregunta Carmela.
--¡No se trata de un momento de furor! ¡Qué carajos! ¿Piensas que no los he visto coqueteándose uno al otro cada vez que nos sentamos en esta estúpida mesa? ¿Piensan que soy tan estúpido que no me doy cuenta?
--¡Pepe! ¡Me estás humillando!
--¡Basta Pepe! Por favor, no sigas. Vamos, recobremos la compostura y todo se arreglará --sugiere Lucía tratando de parar un desaguisado.
--¡No puedo callar más! Ya lo hice mucho tiempo Lucía. Ahora comencé, ahora quiero terminar. ¿Y por qué tú no dices nada? --le reclama a Jorge --¿Es que te sientes tan borracho que temes seguir hablando de más? --reclama al tiempo que avienta las fichas de dominó, las que vuelan por todas partes.
--¡Estás en mi casa! ¡Aquí no vengas a hacer estos numeritos! --responde Jorge haciendo esfuerzo para extraer cada palabra, parece el más ebrio de todos.
--Me parece bien. Entonces salgamos y arreglemos esto en la calle. ¡De hombre a hombre!
--Pepe, basta por favor --vuelve a intervenir Lucía --Estás llegando demasiado lejos por una tontería.
--¿Yo llegando demasiado lejos? ¡Lo único que exijo es que ellos me digan ahora, en este momento, qué tan lejos han llegado!
--Yo me voy. Yo no puedo soportar más todo esto --dice Carmela y se encamina hacia la puerta. Pepe le da alcance, la toma del brazo de manera brusca y le da un jalón.
--¡Tú no vas a ninguna parte hasta que respondan los dos!
--¡Me lastimas!
--¡Déjala! --grita Jorge y lanza fallido puñetazo al rostro de Pepe, quien responde también con un puñetazo, pero éste sí es certero, le atina al pómulo izquierdo de Jorge, quien va a dar al suelo.
--¡Basta! ¡Animal! ¡Eres un bruto! --grita Carmela.
--¿Lo defiendes? ¿Te interesa más él que yo?
Jorge trata de incorporarse y recibe en el estómago un puntapié de Pepe. Lo hace caer de nuevo. Lucía se apresura en su auxilio.
--¡Imbécil! grita Lucía mientras trata de atender a su marido que se esfuerza por recobrar la respiración.
--¡Ya basta, animal! --reitera Carmela.
--¡A mí no e llamas animal! --grita Pepe, quien ha tomado la botella de cognac por el cuello y amenaza a su esposa.
--¡Se acabó Pepe! --grita Lucía, que se ha incorporado. Su marido permanece sentado en el suelo, terminando de reponerse --bien, conque quieres aclaraciones esta noche Pepe... Pues entonces aclaremos todo de una vez. Y comencemos confesando lo nuestro Pepe --la tensión llega al máximo entre los presentes --sí, confesemos que llevamos meses acostándonos a espaldas de nuestras parejas, para que ellos digan enseguida si han hecho lo mismo a nuestras espaldas.
Pepe ha quedado lívido mientras la confusión abruma a Jorge y a Carmela, quienes no aciertan a responder.
--¿Te has quedado mudo? Digamos todos nuestro secretos para que ellos confiesen los suyos.
Después de unos momentos de estupor Pepe abandona bruscamente la habitación. Se escucha el cierre de la puerta principal. Jorge, quien se ha incorporado, y Carmela miran a la cara a Lucía y no aciertan a decir palabra alguna por varios segundos.
--Eres una perra... --le dice Carmela a quien había sido su mejor amiga. La miró fijamente a los ojos antes de abandonar la casa.
Por las mejillas de Lucía resbalan abundantes lágrimas. Permanece inmóvil.
--Dime que no es verdad lo que acabas de decir, dime que mentiste para acallar todo esto --pide Jorge.
Lucía sigue inmóvil. Jorge permanece a la espera de una respuesta, de la única respuesta que quisiera escuchar.
¿Por qué Lucía? ¡Por qué me has hecho esto!
Transcurren unos segundos y por tercera ocasión se escucha cerrar la puerta principal.
Lucía abandona el cuarto de juegos. Antes de apagar la luz echa una mirada. Todo ha quedado revuelto.







En Cancún, costa mexicana del Caribe.




Texto agregado el 01-06-2006, y leído por 604 visitantes. (13 votos)


Lectores Opinan
14-05-2007 jejeje bue, despues de unas copas a todos les brilla el cobre..jeje luzyalegria
19-12-2006 Extraordinario!!! Fantástica forma de narrar. Parece que lo hubieses vivido. ¿Seguro que no estuviste allí? Jejeje... Todas mis estrellas... y un besazo enorme para ti desde Barcelona. ennag
10-07-2006 Hummm!! muy interesante historia, me envolvi en ella, eres exelente para narrar te admiro!!!***** gfdsa
08-06-2006 Amigo: me has dejado atónito. Un comienzo tranquilo de una pareja etc... y la trama en el juego del dominó. Impactado. Felicitaciones. 5* Máximo islero
05-06-2006 Los juegos en parejas, pueden llevarnos por caminos que van a dar a cualquier parte menos a Roma, en alguna parte lei a Engels hablando de la burguesía, decía algo asi como que...sienten un placer infinito en encornudarse mutuamente***** En lo literario, muy bueno, trabajado con cuiidado y esoes valioso curiche
Ver todos los comentarios...
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]