Un jueves como cualquier otro, tomando como cualquier otro día en la semana, un joven a mi lado diciéndome
- tengo una mujer maravillosa, Hal, tienes que conocerla
es tan estúpido escuchar una y otra vez a tipos asi pensando que tienen a la mujer de su vida a su lado
- es maravillosa, no sé como lo hace, es maravillosa
- en serio - le dije mientras me servía otro vaso y seguía pensando si barcelona clasificaría al hexagonal final
Muchos vasos más y un par de visitas al baño fueron suficiente para que el feliz susodicho por fin dijera algo coherente
- es una perra la princesa esa, una simple perra
- las princesas solo existen en los cuentos de hadas - le dije
- eres sabio Hal, eres un maldito enfermo, un hijueputa sabio
- lo sé, soy un genio y envidio a la gente que consigue creer en cosas estúpidas
Me levanté y una vez más fui a mear, maldita vejiga de niño de dos años, siempre me pregunto como puedo tener una vejiga tan pequeña con tremenda panza que me manejo
Regresé a la sala y el enamorado veía fijamente el vaso sobre la mesita de centro. Me senté a su lado y lo dejé que disfrutara su letargo, a veces es mejor el silencio a escuchar las penas de otro, creo que tengo demasiados problemas como para tener que calarme los de este bastardo.
Mi paz no duró más que cinco minutos, de pronto aquel enamorado-bastardo tomo al fin su trago y me dijo
- es maravillosa, Hal, en serio espero presentártela algún día
Yo asentí con la cabeza y me di cuenta que no clasificariamos, otra vez más el campeonato se va a la verga. Y espero que el trago dure un poco más.