Ayer me han dicho que estoy trillando la temática de mis escritos, que hasta cuando seguiré desgastando el tema...puedo pensar en escribir cualquier cosa, en niños o ancianos, en noches o flores y sus respectivas primaveras, pero lo que me llama ahora es sacar estas dudas y estos sueños resquebrajados, esta añoranza esta locura de pensar que vendrá el ser amado que no deja de estar llegando.

Si no le escribo al amor, sino al inconcluso y permanente deseo de ser correspondido, no le veo lo trillado al tema del amor, me refiero a las sombras, me acuerdo de los aromas, pero no de los sentimientos que no lleguen a mí todavía, entonces ¿cómo puedo trillar lo que no tengo?

Un día lluvioso remite a muchas cosas pero yo puedo y quiero acordarme de unas piernas, de un delicioso busto, de lo que haré cuando vuelvan, aunque lleguen sin ser nunca más los mismos, porque al momento de vuelta, seré yo mismo otro, como todos que esperamos sin saber el porqué de la espera, y nos quedamos a la orilla del camino por miedo a fracasar.

Puedo pensar en escribir de los accidentes de la vida, en los desencuentros de los personajes que invente ya mismo, o en la contaminación que me prodiguen algunos libros, y entonces intentar darle forma a otro cuento, pero mi arte, si lo llamo así, lo saco como haciendo inventarios, no para ver si trillo o no tal o cual temática, pero ahora esto es lo que sale.

Y escribir acerca de otra cosa puedo hacerlo después, sin forzarlo, porque ahora, puedo sentir mil cosas y sólo expresar unas cuantas que lleguen a ser apreciadas de modo franco, sin decoraciones estorbosas ni tapujos. Por ello escribiré de cuanto me venga en gana, porque debo sé, aprovechar las letras como vienen, después de todo yo sólo me encargo de plasmarlas, porque no he inventado nada nuevo.

¿Propuestas o recomendaciones?