Paladares.

Algunos buscamos diferenciarnos,
otros buscamos tan sólo encontrarnos,
pues podríamos empezar notando que
tal vez todos somos grandes y pequeños paladares,
con un órgano muerto dentro de la boca
quien tiene nuestro mismo nombre,
y con muchos órganos muertos para donantes muertos
que sólo entienden de gustos, olores y más sensaciones
pasajeras que hacen al segundo, a lo humano,
a lo efímero e instantáneo.
¿Y cómo hace un paladar para resistir,
ahora que cuesta tanto resistir,
ahora que todo está al alcance de los paladares?
Si quien maneja el paladar ya no es humano.
Es que el dinero no es humano.
Aunque parece ser la dieta del humano
o lo único que calma cada paladar.
Pero también puede resultar de ésta idea,
que el tan buscado punto “G” sea solo dinero,
y no hace falta pensar tanto para ver que no es así.
El amor es el deleite de los grandes paladares y su glamour la ostentación de muchos exóticos gustos, y a su vez; el amor es un mendrugo de pan para callar el hambre de los pobres-pequeños paladares.
El platillo que recetan los ancianos que ya no tienen dientes (buen presagio si se quiere)