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Nací un día de luna llena en el seno de una familia de adoradores del sol.
La claridad de aquella noche y la caricia suave que irradiaba el satélite sobre mí, hizo que la gravedad modificara cada partícula de mi cuerpo, haciéndome sentir diferente a todo lo que me rodeaba desde el primer día de mi existencia.
Crecí a la sombra de demasiados soles, mi imagen desaparecía constantemente tras los destellos de aquellos que me cuidaban, sintiéndome que les defraudaba a cada paso que daba, notando que no era lo suficiente bueno ni merecedor de sus calidas caricias.
Solo me sentía a gusto cuando llegaba la noche. Cuando todos dormían, esperaba los primeros rayos de luz, ese era el momento en el que como hipnotizado me quedaba mirando a la luna, a las estrellas y me llenaba de energía, me sentía bien, alejado de todos, cercano a mi verdadero ser.

Las primeras burlas aparecieron en mi adolescencia, era un bicho raro, mientras todos brillaban, yo no era más que un reflejo, siempre necesitaba a alguien que me mirara para poder reflejar su brillo y confundirme entre el resto de seres que me envolvían en el colegio.
Era como un naufrago que no encontraba el barco que le había dejado en una isla desierta, sin nadie, sin amor, sin ningún dios diurno que le guiara.
Me sentía tan desplazado de lo cotidiano que pensé mil veces en desaparecer, en acabar con aquel sufrimiento que no entendía, solamente cuando llegaba la noche y me quedaba ensimismado mirando la belleza de la luna, me sentía bien, notaba como las energías que me faltaban renacían inmediatamente.
Sin saber como, una noche pude sentir que el mundo en el que estaba no era parte de mí, esa sensación la había notado miles de veces, pero esta era diferente, algo me llamaba y me decía que no debía quedarme mas en aquel lugar que no era mas que un lugar inhóspito para mis ojos miraran donde miraran.
Y Así fue como comenzó mi peregrinaje, en busca de aquel lugar en el que me sintiera uno más, una persona como cualquier otra.
Caminé decidido hasta donde se apagaba la luna, me dirigí hasta donde creía que mi mundo comenzaba, donde los sueños se hacian realidad o eso creía yo.
En el trayecto descubrí poco a poco que la gente brillaba simplemente exteriormente, que la naturaleza era lo que les hacía ser seres luminosos y aun siendo su fuente de vida, simplemente la destruían a su paso, descubrí mundos desolados por la vanidad que reinaba en aquellos paisajes perdidos de la mano de dios y un sin fin de tierras aridas y pena.
Allá donde llegaba mi sueño de encontrar realmente mi lugar en el mundo empequeñecía después de cada paso que daba, que avanzaba.

Decidí una mañana en la que el sol resplandecía en lo más alto del cielo regresar, recordé aquellas caras que me vieron nacer y sentí añoranza de que su luz se reflejara, me sentí extraño, todo aquello que me había hecho marchar, era lo que en ese preciso momento añoraba, no comprendía realmente lo que me pasaba.

Volví siguiendo de nuevo mis pasos, uno a uno, sin prisa pero con gran decisión, pero me di cuenta que no recordaba el camino, me sentí perdido, vagabundo, desesperado.
Fue entonces cuando escuche esa voz angelical, me acerqué de donde procedía y pude ver la luz mas intensa con la que me había cruzado, aquellos ojos hicieron que se me parara el corazón y los pensamientos. Sin saber como aparecí rozando con mis dedos aquella piel que agradecía mis caricias y una sonrisa salió de aquella figura estelar.
Nos besamos, nos juntamos haciendo que miles de chispas salieran disparadas del roce entre nuestros cuerpos, su luz y mi oscuridad se cruzaron.
Comprendí de repente el por qué de mi nacimiento, de mi creación lunar en un mundo de soles.
Había nacido para formar aquel eclipse.

(reeditado)

Texto agregado el 29-06-2006, y leído por 171 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
29-06-2006 Texto lúdico, se mueve entre varias mareas, pisas fuerte en la tierra y después te escabulles en confines más etéreos, manejas muy bien los tiempos, el texto en sí es liviano pero liviano ante los ojos precipitados, tiene unos mensajes muy bonitos de autoconocimiento. impresa
29-06-2006 uy... que lindo! 5* aruald
 
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