Ayer subi a la zona oriente de Santiago, específicamente a la comuna de Las Condes. Que país más extraordinario, todo moderno, todo de clase, todo hermoso y pulcro, todo bien puesto en su lugar, organizado y estilizado, realmente otro país.
Cambia la genética, la física, la matemática y hasta la metafísica. Otros temas, otras importancias, otras significancias y obviamente, otras billeteras, perdón, allá son chequeras.

Si toda la gente es bonita y bien parecida, todos guapos y modelos, y si no lo son, de todas maneras encajan entre tantas paradisiacas esculturas. Es que es verdad, no he logrado ver ninguna mujer que no haya sido del todo mi agrado, porque todas lo eran. Si hubiera sido sultán o jeque, a todas la hubiera elegido para tenerlas en mi haren.

Es increible, quizá llegue hasta sonar clasista mi narración, pero en realidad no lo soy, simplemente que esta vez me he dedicado a observar mucho más lo que pasaba en mi alrededor, si hasta me di cuenta que allá también hay quienes se emborachan y son hechados de los bares e incluso roban los tragos de las mesas vecinas, al fin y al cabo, no era tanto eso de otro país, es el mismo, pero un poco más adornado y pulido.

Y claro, se gastan unos pesitos demás.