Una crisis de vacío me embarga.
Un no sé gigantesco enrollado en un millón de preguntas.
Un ignorar siquiera si las preguntas que me hago lo son.
O si acaso merecen ser llamadas preguntas.

Un ocaso de mis antiguas creencias, dioses, reglas y valores,
me han llevado a cuestionar mi existencia, mi forma de vivir,
me caigo, me equivoco, me confundo, me paralizo,
demasiadas lecciones se agolpan sobre mí,
como si fuese apenas un niñito que aprende a caminar,
Que no sabe reconocer los peligros, o los ignora por ponerse a jugar.

O más bien alguien que ve al mundo desde una burbuja,
boquiabierto por lo que sucede y le afecta, lo que crea y provoca,
lo que es inevitable, y las decisiones que tiene que tomar,
de lo que ha llenado su nueva vida, lo que siente en su tiempo libre.
Encerrado en su triste y solitaria burbuja.
Retratando su visión, en traducción de letras.

A veces quisiera olvidarlo todo. Quedarse en su burbuja.
Manuscribiendo aquello que parece estar fuera, no estándolo.
Entonces podía dormir y estar tranquilo y pudrirse en vida,
descansar en un ataúd de ocio y estupidez por su cobardía para vivir.

No hablo de ser irresponsable, descuidado o estúpido,
simplemente me vacié entero, súbitamente, sin darme cuenta,
sin desearlo ni evitarlo, buscaba un renacer sin haberlo admitido.
Me golpeó en la cara el darme cuenta que no tenía nada, al haberlo dejado todo atrás.

Ahora rescato un poco de mí, comiendo un poco de tierra para recuperar un poco de mis huellas, desesperado por no saber qué actitud tener, qué cara poner, óomo caminar, qué cosas tener de favoritas, a qué sonreírle.

Aprender quiere eres no se basa en las experiencias de este mundo,
sino como te enfrentas a ellas, las experiencias sólo se archivan,
en una base de datos infinita, invisible, espiritual, inefable.
Testigos de la existencia terrena en todas las dimensiones posibles.

Porqué llegué a un lugar extraño, con gentes extrañas y costumbres desconocidas, que creía ser mi hogar, mi irrefutable tierra, que inevitable amo, conozco y respeto, pero que me ha dejado, analfabeta de filosofía personal.

Vuelto a nacer, recuerdo mi vida pasada y sufro no tener nada ahora, como si estuviese reencarnando en un nuevo cuerpito de bebé, mi espíritu aún guardara retazos de la otra vida y lloro, desconsolado, por no poder ser capaz de todo lo que antes era natural, obvio y común.

Así de desvalido me siento, así de torpe, así de inocente,
ingenuo, aprendiz, confundido, limitado, novato, necesitado.

Entiendo entonces, que ésta nueva experiencia debe llenarme de nuevo, aquello que pasó y aprendí quedan en un cofrecito maravilloso, en mi memoria, en mi infinitud, en mi ilimitada vida de cambios, mi eterno existir, respirar y vivir. Mi testimonio universal.

Comprendo también, que la muerte no existe, soy inmortal, sólo cambio, por tanto, lo he de conocer todo, por la experiencia formaré mis nuevos valores, en este nuevo viejo mundo que creía conocer y que cambió,

¿o cambié yo?