Estuvo meditando toda la tarde. No le fue difícil entender lo que estaba sucediendo, conocía la naturaleza emocional y mental de todos los que estaban con él y le habían visto desplegar su mensaje y también de aquellos que no quisieron ni escucharlo y algunos ni siquiera verlo de lejos.
Oró y pidió a su Padre clemencia por todos ellos. En cada momento que era asaltado por pensamientos de ira, la oración era su vehículo salvador. También lo hacía cuando empezaba a tener deseos de resistir o cambiar el final de su historia oficial.
De cara a la puerta final, la puerta más luminosa, tuvo tiempo de mirar hacia atrás, y vio el drama de su historia y de un soplo de su respiración, limpió cualquier vestigio que pudiera tentarlo a no seguir adelante con lo pactado con el Espíritu.
Lentamente recorrió con sus manos sanadoras todo su cuerpo, el continente que le había acompañado para realizar su misión, que le había permitido aprender que el Amor llega a las fibras más íntimas, se miró sus dedos que le dejaron tocar el cuerpo de su Amada. Posó su cara entre sus manos y le agradeció a sus cinco sentidos el haberlo podido vincularse con el mundo, que en definitiva no había correspondido a su Amor.
Aunque estaba solo en esa celda, miles de sus compañeros del Espíritu estaban con él, y sin emitir sonidos le hicieron saber que estaba todo bien, que él iba a volver cuantas veces hiciera falta en el corazón de cualquier persona que invocase su nombre. Esto lo tranquilizó un poco. Fue el único instante de felicidad que tuvo en sus últimas horas.
Oyó los pasos arrastrados de los carceleros, se puso de pie
y clavó la mirada en las rejas. Cuando vio las dos vigas de madera, tensó sus músculos, apretó sus dientes, miró al techo y lo traspasó con fuerza y ligó al Cielo con su Esencia.
Nunca lo pudieron mirar de frente quienes le dieron su Cruz.
El Maestro que nunca se sintió tal, estaba listo para enseñar a todos los que estaban allí, y los que por dos mil años adelante iban a venir, la lección final en la Tierra como cuerpo manifestado del Ser.


- FIN -