A Elena,
con la certeza de que pronto le soplará el viento a favor.


Ahora que la vida y la muerte son una moneda al aire,
ahora que lo cotidiano es absurdo
y los quehaceres obstáculos,
barreras sin sentido,
negra melodía de blues.
Ahora que te hablo del verde como esperanza
y no como bandera,
ahora que te cojo la cara con ambas manos
y te hablo sin abrir la boca,
ahora que creemos en la suerte
y tu rostro gotea incertidumbre.
Ahora que las horas son vidas,
y la vida un minúsculo intermedio
que tiembla de miedo
en el corazón de la ausencia eterna.
Ahora que oí tu voz desesperada
pidiendo ser, en clandestinidad,
ahora que lo tangible es absurdo
y la vida, intangible, te martillea.
Ahora, por ti,
escondo mis miedos e inseguridades
para decirte que estoy aquí,
cogerte la cara con ambas manos
y gritarte con voz firme
que yo nunca te fallaré.