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Inicio / Cuenteros Locales / annasayago / LA FAMILIA CALANDRONI (EL PRINCIPIO DEL FIN)

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El Comienzo



-Abriendo la boca es como se empieza; no hay otra. Lo dijo a medio sorbo de café, paladeándolo cochinamente, haciendo un chasquido con la lengua al cerrar la frase. El erupto final me revolvió las tripas. Le lancé una mirada de asco y bronca la que, como era de esperar, no pareció incomodarle mucho.
-¡Qué interesante! Le dije. -Es increíble, pero tus acotaciones son brillantes cuando abres la tuya. Tanto es así, que me parece verte masticar moscas cuando lo haces. Eres un tipo repugnante ¿lo sabías?
-No nenita, no lo sabía. Muchas gracias por decírmelo. Me respondió con cinismo burlón. Me levanté para ir a golpearlo. Fue en ese momento cuando el Dire se paró, y nos dijo casi gritando: -Bueno, bueno. ¡Basta! Quiero que encuentren una solución adecuada y potable al asunto, y la quiero lo antes posible, ¿oyeron? La quiero para hoy, ¿entendido? Lo dijo mordiendo la última palabra como un perro muerde un hueso, y nos atravesó con su mirada de hielo gris, veteada de sangre. De esa manera, y sin darnos lugar para argumentar nada, el Dire, una vez más, nos ponía en medio del problema que, en vano tratábamos de relativizar con nuestras pullas.
Estábamos a horas nomás, de un desenlace que no podíamos evaluar, con un pronóstico de consecuencias trágicas e imprevisibles para nuestra Familia. Los Terlizzi tenían en su poder el polvo azúl del milagroso compuesto para lograr la invisibilidad. Sin embargo, con el polvo, sólamente, no podían hacer nada; les era necesario contar con el otro componente de la fórmula; el Agua-40, y el Agua-40 estaba en posesión de nuestra Familia. No hace falta aclarar que con el Agua-40 únicamente, tampoco se podia lograr nada. El punto de disputa era que, tanto ellos como nosotros, queríamos utilizar la fórmula antes que todos los demás. La idea era hacernos invisibles antes que nadie. Eso se conseguiría si lográbamos unir los dos compuestos, de acuerdo a las indicaciones del Dr. K. y, bebiendo luego las dosis prescriptas para obtener el milagro, hacernos invisibles. Varias Familias habían querido apoderarse de los compuestos. Muchos integrantes de Familias muy respetables habían muerto, en el intento de lograr tener en sus manos la fórmula y los componentes de la misma. El Dr. K. un tipo de origen dudoso y cuyo nombre implicaba un misterio que nadie había podido desentrañar, murió asesinado en Colombia, apuñalado en un hotel de Bogotá, hacía ya cinco meses. Nosotros aquí, en Nueva York, estábamos convencidos que nadie podría conseguir ese extraño polvo azul, ahora que el Dr. K. había muerto. Él nunca dio a conocer el sitio de donde provenía ese polvo, que, entre paréntesis, no era de color azul sino blanco. Tampoco se sabe de dónde procedía el Agua-40.


Dos días antes de la Navidad el gordo Valentín me pasó el dato escrito en una tarjeta navideña, informándome que Ciro, más conocido como ‘Mandrake’, mantenía bien escondidos los elementos de la revolucionaria fórmula. Ciro guardaba el Agua-40 en el sótano de su casa, y el polvo azul en un gabinete de su laboratorio. Pudimos apropiarnos con alguna facilidad del Agua-40, pero del polvo escondido en su laboratorio, ni pensarlo. Ese lugar estaba custodiado de dïa y de noche por un ejército de gorilas armados hasta los dientes. Én resumen, este es el problema que debemos resolver en el día de hoy por orden del Dire. Conseguir el polvo azul sea como fuere. Esa fue la orden recibida. Al considerar los hechos, se me ocurrió una idea un poco descabellada, pero idea al fin. Precisamente, por ser descabellada, no podia llevarla a la práctica sin consultarlo antes al Dire. Esperé que Lorenzatto se perdiera de vista. En un momento, cuando salió a comprar cigarillos, entré en el despacho del Dire y le conté el plan que se me había ocurrido. Me miró con cierta piedad y me dijo que eso era imposible. Añadiendo: -Quién te garantiza que los Terlizzi van a cumplir un arreglo como ése. Por favorrr! Yo insistí diciendo: -Pero, Dire; necesitamos un plan de contingencia. Este es uno de esos casos en que se hace indispensable llegar a un acuerdo con nuestros enemigos. Un acuerdo que beneficie a ambas Familias. Si la guerra es la política por otros medios, el acuerdo con el enemigo puede llegar a ser un eficaz medio para ganar la guerra, o, en último caso; la batalla. Además, Dire, si no estuviera la Familia Terlizzi en guerra con nosotros, la vida sería demasiado aburrida. Hagamos un acuerdo transitorio con ellos. Considero que la cooperación nos es impuesta, y es uno de los paradigmas fundamentales para este caso. Estamos en un escenario simétrico en el que estamos obligados, ambas partes, a adoptar un procedimiento que sea beneficioso para las dos Familias. El Dire me miraba con sus acerados ojos muy abiertos, como no dando crédito a lo que estaba escuchando. -Lo tengo en un puño; me dije para mis adentros. Y rematé lo dicho añadiendo: -La verdad no es siempre lo que parece, mi querido Dire. Hubo un silencio lleno de tensión, silencio que él quebró cuando, carraspeando suavemente, dejó de relojear mi convicción, tal como solía hacerlo con cada uno de nosotros, cuando le proponíamos algún plan, es decir; mirándonos de arriba abajo como haciéndonos “una limpia” visual, como desnudándonos pedazo a pedazo para ver lo que estaba encubierto detrás de la propuesta. Me quedé tranquilo, mirando lo que hacía, dandóme el tiempo de no manifestar ningún gesto que él pudiera interpretar como indicio de inseguridad o temor. Se sabía que él podía oler el miedo. Todos conocíamos la precisión de su olfato. Así como podía oler también, la traición y la mentira con toda exactitud.
Cuando creía oler algo fuera de lo común, sus fosas nasales se dilataban más allá de lo normal. Inspiraba profundamente una o dos veces, y ya tenía claro el tipo de olor que estaba percibiendo. Esta tan peculiar facultad había salvado su vida, más de una vez; y costado la suya, a más de uno. Me mantuve concentrado en los objetos desparramados encima de la mesa para no caer en sus mágicas redes intimidatorias. Les pasé revista varias veces a uno por uno, enfocando toda mi atención en ellos. Fue entonces cuando me dijo: -Bien, ahora quisiera saber tres cositas, a ver; quiero que me digas: ¿cómo se llevaría a cabo ese plan? ¿Quiénes lo ejecutarían? Y, ¿qué porcentaje de seguridad de éxito le asignas tú a todo eso? Bueno, Dire; lo primero es establecer contacto con alguno de los Terlizzi, solicitando una entrevista con el Padre de la Familia, anticipándoles el motivo de la misma. En caso de que acepten la propuesta, cosa que, personalmente, descuento; debemos tomar cuatro o cinco de nuestros mejores tiradores para establecer un cerco de protección vigilante en el lugar donde se llevará a cabo el acuerdo. El lugar más adecuado, según mi opinión, es el pequeño estadio del Boulevard Kennedy. Aislado, tranquilo y solitario. En cuanto a quiénes lo llevaríamos a cabo, bueno, eso, con todo respeto, se lo dejo a usted, Dire.
-Muy bien, fue su escueta respuesta. Ve y trata de conseguir esa entrevista con el puerco de los Terlizzi. Si te la concede, vuelve aquí y seguiremos hablando.

Texto agregado el 10-07-2006, y leído por 315 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
05-02-2007 No sé si es parte de un texto más largo, pero si está completo, me parece parcial. El lenguaje es muy bueno, me recordó mucho la fluidez de Chesterton, algo que Borges aprendió a valorar. Pero creo que falta que la historia vaya hacia algún lado. Bueno, evidentemente va, pero ya no nos fue dado saberlo. Ojalá haya una segunda parte. (Ojo, aunque sea primera parte nos pudieras haber dejado en un suspenso más interesante metiendo información nueva al final del texto, como que esta Familia hubiese secuestrado a alguien de la otra para que accedieran a ayudarlos, o algo así). Tienes algunas faltas de ortografía y errores en uso del punto y coma. raya
16-01-2007 Pesimo. zepol
14-01-2007 Sabía de una pastilla azul con la que se echan polvos. Esperaré la continuidad de tu excelente relato para aprender más. NeweN
12-07-2006 Quede con "gusto a poco".No puedo esperar mucho por la segunda parte,la quiero... ya! Cautivante,buen lenguaje y manejo del ritmo***** gonzoyar
11-07-2006 interesante lenguaje, cautiva y nos hace pensar en esa ansiada formula,tan codiciada por toda la humanidad,jajaj***** monica-escritora-erootica
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