A veces dan ganas de no correr


Aprender a respirar a 30 kilómetros de uno mismo
humedeciendo el mar hasta llenarlo de hojas de afeitar,
A consagrar los circos de feria que rodean las piedras,
A decir que la tierra es redonda por puro capricho.
A repetir vanamente cualquier rincón de calle, cuando besamos.
Pudieron haber retrocedido las ventanas
para que las madres encuentren los ruidos más lejanos en sus hijos.
Una lluvia fabricada en nuestros bolsillos o bolsillos fabricados
entre miles de lluvias, no se quien lanzó la primera piedra...
pero eres Tú y no Yo
El que das la muerte todas las noches
sobre el velador al ruido que te entra por los pies
y sale por los ojos.

Robas a tu única tijera, el abismo
y te sientes ha contar el remedo de las horas,
Y los postes de luz se empozan en tus zapatos.
Quieres gritar, llevarte las paredes al oído
Y lo que menos te preocupa es devolver al mismo sitio la tijera.

Envuelves las calles en tu sábana,
Pareciera que quisieras retacear el viento sin motivo
Hechas una mirada alrededor
y te preguntas para que memoria
si las sombras no mueren,
Y te vuelves a preguntar para que puentes
si un puñado de polvo es capaz de marchitarnos.


Reconoces el frío en un pedazo de mosca,
aunque la mosca no exista,
hubiese querido que te dividas en cajones y polvillo tras la puerta,
y poder burlar...
la tarde muy crecida en tu cuerpo
eso de perderse bajo la cama para negar tus arrugas,
me hace un tipo que se reconcilia con las paredes,
necesitan volar los párpados, volverse amarillos para no caer en la mesa,
aunque la mesa no exista,
hay terror entre tus dedos, cuando te recojo del fondo de mi camisa
miles de camisas para poder mojarse en la lluvia,
de esta manera te vi envejecer mis sábanas,
sabes, el viento estuvo siempre enterrado en las venas,
También uno puede acumular olvido en los hombros,
aunque toda la lluvia del mundo quiera beberse todas las piedras del camino,
porque es mejor,
porque el cigarrillo es un sol apagado,
porque es mejor no hablar de mi,
porque eso de llorar… es de las almohadas.

Si alguien se muda a una foto
no desconoce la tarde
su desvelo se amarra a su cintura
a su pena que otros llaman botones,
No volvería a blanquear el ruido de sus zapatos
Ni manos para verter bajo las puertas
Jamás la luna será los lugares más llovidos
Jamás la luna será la suma de todas las visitas del médico
Jamás un café que viaja por nuestro silencio podrá ser la luna
Ni la luna será luna alguna
Ni menos un poquito de silencio.
Negar 2 veces. Una vez, decir por decir
Que tú ya no miras por mis ojos.