Que gratificante es abrir los ojos y ver que las agujas del reloj marchan al compas de un tranquilo amanecer... y es que nada tiene que ver la calidad de unas sabanas con la calidad de un despertar.

Es el autoexilio no buscado pero intensamente esperado sin disculpas para soñar, donde el sol busca sin rodeos algo que no deseas adquirir en el momento y se presenta frente a ti... el amor no se lava con agua y jabon ni se pierde con el viento, es simplemente el principio de la perfección que se transforma con el tiempo y restablece la unidad de las fuerzas con aroma muy sutil.