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"Es una belleza" dijo el hombre de ojos de serpiente mientras sus manos hambrientas acariciaban la suave figura de ceràmica policroma con forma de mujer. Quinientos años antes otras manos mas obscuras la habìan acariciado con devociòn antes de colocarla junto a otros objetos en una ofrenda funeraria.

"Dime....¿Fue dificil?"

Nemesio asintiò y procediò a explicar la serie de dificultades que habìan tenido para extraer la pieza. Lo peor habìa sido el peligro de derrumbes. "Habìamos encontrado algunos textiles y unas ollitas y ya nos estàbamos regresando cuando sentì algo extraño, como cuando lo miran a uno por detràs patròn. Me la encontrè en una esquina. La tomè y nos salimos".
"Excelente, ya les dirè cuànto les toca a cada uno por el lote, ahora vete, necesito hacer algunas llamadas"

Aquetzalli (Agua Preciosa), habìa muerto honrosamente dando a luz. De su vientre condenado viò salir a su criatura. Con la vida derramàndose de su cuerpo alcanzò a escuchar el dèbil sollozo del pequeño y su cara se iluminò con una sonrisa. Asì se hundiò dulcemente en la muerte.

Su afligido esposo, Mixtle (Nube Oscura), habia mandado a hacer una imagen que le recordara a su mujer muerta. Cuando el artesano a quien se le habìa encargado el trabajo puso en manos de Mixtle la pequeña escultura, èste verdaderamente sintiò que el espìritu de Aquetzalli se encontraba en ella y se lamentò de haberla encargado. Aquetzalli habia renunciado al honor que se conferìa a todas las mujeres muertas de parto: convertirse en princesas celestes y acompañar a Tonatiuh (el dios sol) en su viaje desde el mediodìa hasta el atardecer. Su espìritu habìa decidido seguir junto a Mixtle viviendo en aquella pequeña efigie de ceràmica.

Afuera de la oficina del hombre-serpiente, Nemesio y los otros tomaban cerveza y recordaban detalles de la jornada. Nemesio señala a Vicente, un chamaco largirucho con cara de caballo. "Mira Vicente, te tienes que calmar, anoche hiciste demasiado ruido rompiendo calaveras, no me importan los muertos, pero sì que atraigas la atenciòn de alguna patrulla" Todos rìen y lanzan maldiciones, la cerveza los pone eufòricos, quieren su dinero para gastàrselo en putas y licor.

La presencia de Aquetzalli, llena de paz a Mixtle y a su pequeño hijo Coyoltzin (pequeño Cascabel), ambos sienten que la mujer los protege y atrae la suerte para su casa. Le hacen un pequeño altar a un lado de los Dioses principales. Asi trancurre su vida hasta que Mixtle muere. Antes de morir le pide a su hijo que su mujer sea puesta en su tumba para acompañarlo en el largo camino al Mictlàn, la tierra de los muertos.

El hombre-serpiente ha hecho llamadas, convenido precios, ha tomado fotos de Aquetzalli y las ha mandado a los posibles compradores. Como èl esperaba, la figura llama la atenciòn inmediatamente. Es una pieza primorosa, de gran valor artìstico, su grado de conservaciòn es asombroso. Se genera un interès tremendo alrededor de su posible compra. Llueven las ofertas. En medio del frenesì, algo hay que molesta al hombre-serpiente, una sensaciòn extraña que no le permite disfrutar del todo el momento. Se siente observado. De reojo, le parece ver que la escultura brilla con una luz rojiza. ¡Imposible!, voltea y no hay tal. Respira aliviado pero al poco rato le parece que se ha movido de sitio, el la habìa dejado en un lugar y ahora està en otro. ¡No puede ser! Imaginaciones suyas.

Afuera el alegre grupo de borrachos olfatea un olor extraño. De la oficina del patròn sale un humo blanco y denso, se alarman pensando que se quema el lugar, pero el humo huele a copal, una resina aromàtica usada por los aztecas y que era quemada en sus ritos. Los hombres entran en tropel y se encuentran al hombre-serpiente sin vida sobre su escritorio; su corazòn y la figura de Aquetzalli rotos en mil pedazos. Por la noche, uno a uno, los profanadores moriràn en sus camas, al tiempo que Aquetzalli y Mixtle se dispondràn a dormir muy juntos, unidos para siempre en el Mictlàn.

Tigrilla



Texto agregado el 29-07-2006, y leído por 879 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
04-01-2010 Me agrada ver cuentos donde se nota el trabajo de fondo, en este caso para la atmósfera azteca. Por aquí voy a estar dando lata en tu página. Saludos. Gatocteles
25-10-2006 sí, me conoces, buen cuento. me llama tanto la atención q seamos tan distintos, pero nuestros antepasados tn iguales. disculpa, mi mentalidad anticolonialista y el trabajar y escribir sobre una posible homogeneidad en América en base a nuestras culturas primitivas (desde tu país, hasta la Patagonia sin dejar d tocar el brazo del Caribe) hacen q textos así me fascinen. tu has logrado ser bastante coherente en el cuento y estuvo fabuloso lo alterno al tiempo entre cada párrafo. ***** rumba
27-08-2006 Creo que es justo hacerles saber que este texto al ser leido en el programa de radio, simplemente les encantó. Tampoco quiero omitir que no es facil lograr la atención de radioescuchas en horas normales de trabajo y estas geniales letras, lo consiguieron...qué como sabemos esto? Por la gran cantidad de llmadas y expresiones publicas en apoyo. Mil felicidades amiga, creo que esto es solo una pequeña gota, de un inmenso mar que llenaras con tu talento. 5* lobomexiquense
03-08-2006 No sé ni que poner, estoy pasmado... Una bella historia, magistralmente narrada; bwana, bwana, amita blanca, enséñeme a escribir, por fa... De las esttrellas, ni hablamos... Todas!!! migueltr
03-08-2006 Una historia de amor que trasciende a través del tiempo, contada con claridad, El final, yo lo volvería a pensar. Un abrzo y un beso rub. sendero
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