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Inicio / Cuenteros Locales / escritor_de_memorias / EL AMO DE LAS ESPADAS (Capitulo 1)

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Las fuerzas me abandonan. Las flechas de fuego de mi amada Lara están casi extintas e incluso mi espada que contiene la furia del relámpago ha perdido su fulgor. Mi cuerpo no responde, permanece inerte sobre la extraña tierra en la que me encuentro; debajo de mí, un suelo que parece rocoso pero es tan suave como la arena, y a mí alrededor, el cielo y las estrellas parecen estar tan cerca que bastaría extender mi mano para tocarlas. Es un lugar hermoso, es probablemente el limbo, ese sitio que divide el mundo de los vivos y el de los muertos. Sin embargo, existe la terrible bestia a la que me enfrento en estos momentos, el dragón del abismo, invocado por el hechicero Khórhand. He luchado con todas mis fuerzas pero es imposible contener la furia de este monstruo; su cuerpo es indestructible, de sus fauces arroja una potente llamarada y el resplandor de sus ojos destruye la magia. Es sin duda el mensajero del caos, y si logra llegar a nuestro mundo será el final de la humanidad. Si tan solo mis amigos estuvieran aquí… pero desgraciadamente todos ellos murieron en la batalla de la fortaleza oscura. Solo Lara y yo sobrevivimos, aunque el costo fue muy alto, ella se encuentra dormida y su alma se encuentra al borde de las tinieblas, por eso he tenido que llegar solo hasta aquí. Sin embargo, hay algo que me hace pensar en ella; hace unos instantes observé un resplandor proveniente del portal y me pregunto si mi querida Lara habrá llegado hasta aquí.

Capitulo 1 El despertar de la Espada

En medio del valle Galhar a orillas del río Fánia se encuentra la mítica ciudad de Tiznia, hoy en ruinas. Cuenta la leyenda que hace miles de años fue hogar del mas grande de los héroes; Valdum el amo de las espadas. Según las historias antiguas, Valdum regresó a esta ciudad cuando estaba a punto de morir por las terribles heridas ocasionadas en una lucha contra un poderoso demonio, y lo ultimo que hizo fue esconder sus espadas; kastner, la espada relámpago y Forthia, la espada ventisca, en algún lugar de Tiznia. Por mucho tiempo, las personas de la ciudad buscaron las espadas pero no lograron encontrarlas. Los reinos vecinos al enterarse de tan valioso tesoro, atacaron la ciudad y hubo guerra entre ellos, pero al final las espadas permanecieron ocultas, y como resultado de las batallas, la ciudad de Tiznia se convirtió en tan solo un montón de ruinas abandonadas, y es así como ha permanecido hasta nuestros días…

Un joven muchacho de 16 años llamado Milhtred y una jovencita de 15 años llamada Sara se encontraban en las ruinas. Desde hace varios años acostumbraban ir a ese lugar, debido a que Milhtred estaba entrenando para convertirse en un guerrero y estaba seguro de que él podría encontrar las espadas de Valdum. Kira la madre de Milhtred murió cuando él nació, mientras que el paradero del padre siempre fue desconocido. Ante la situación, Bardos y Miriam, los padres de Sara, que eran amigos de Kira, decidieron cuidar de él, y lo educaron como si fuera su propio hijo. Poco después nació Sara, y los dos niños crecieron juntos como hermanos en la pequeña aldea de Garkas, y fue hasta hace un par de años que Bardos decidió revelarles la verdad. Desde entonces los deseos de Milhtred, por convertirse en un gran guerrero aumentaron, él deseaba tener aventuras y viajar por todo el mundo, y así tal vez podría encontrar a su padre y conocer sus orígenes. Para Sara, conocer la verdad fue bastante satisfactorio por que ella comenzaba a sentir algo más que cariño por su supuesto hermano, en realidad la chica experimentaba gran atracción por el muchacho y por eso lo acompañaba a todos lados, incluyendo cuando Milhtred entrenaba en las ruinas. Al igual que todos los días el muchacho practicaba con su espada, era un arma algo vieja pero conservaba su filo, y aunque eran pocos los conocimientos de combate que él poseía, siempre demostró tener un talento natural para las batallas, de hecho en varias ocasiones se vio en la necesidad de luchar contra los ladrones de los caminos cuando acompañaba a Bardos a otras ciudades.

Ese día Milhtred y Sara se dedicaron a buscar entre las ruinas algún indicio, o una señal que los guiara hasta las espadas, pero no encontraron nada. Desilusionados por otro intento fallido decidieron regresar a Garkas, además el ocaso estaba cerca.

Un nuevo día y un nuevo fracaso –dijo Milhtred, al tiempo que exhalaba desanimado –a veces creo que esas espadas solo existen en mi imaginación, y no sé por que insisto en regresar todos los días a este lugar.

Sara tomó la mano de su hermano y lo miró a la cara con toda la dulzura que sus ojos podían expresar, le sonrió y le dijo: No debes rendirte, yo sé que lograras encontrar las espadas de Valdum y estaré a tu lado cuando ese día llegue.

Milhtred estaba apunto de decir algo, pero entonces escucho el sonido de unos caballos, levantó la mirada y vio a un grupo de hombres, seis en total, pero solo dos de ellos viajaban en sus cabalgaduras, el resto lo hacían a pie. Al observarlos, el muchacho se dio cuenta de que eran peligrosos y de inmediato le pidió a Sara que huyera, y la chica aunque renuente a abandonarlo decidió obedecer y corrió en dirección al pueblo, mientras el joven guerrero combatía con los hombres que sin motivo aparente lo atacaron, con toda la intención de matarlo. A pesar de verse superado en número, Milhtred logró darle muerte a dos de ellos, mientras que hirió de gravedad a los otros dos, pero no fue fácil, su pierna y su brazo recibieron heridas profundas y sangraba demasiado, y lo peor fue, que uno de los jinetes persiguió y capturo a Sara. El otro hombre desmontó y se dirigió hacia el muchacho al tiempo que desenvainaba su fina espada con empuñadura dorada. Milhtred se preparó a recibir la envestida pero bastó un solo choque de las armas para que la hoja de la espada del joven muchacho se hiciera pedazos. Desesperado, vio que Sara había sido atrapada y él sin más armas que sus manos, visualizaba un final muy desagradable para ambos.

La sangre fluía de las heridas de Milhtred, y comenzaba a sentirse mareado, entonces por unos segundos sintió que perdía la conciencia, y fue en ese momento que tuvo una visión, era una de las espadas de Valdum, tras la misteriosa ilusión, los ojos del muchacho que se habían cerrado, vieron nuevamente la luz, como si fuera la primera vez que lo hacían. De forma inesperada, milhtred corrió con todas sus fuerzas hacia una de las columnas de piedra que se mantenía en pie, y colocó su mano empapada en sangre sobre la roca milenaria. Lo que sucedió después fue extraño, la columna resplandeció, provocando el asombro de Sara y de los extraños atacantes, mientras que en el rostro del joven guerrero se dibujó una sonrisa. Un viento helado sopló con fuerza haciendo estremecer los corazones de los que estaban siendo testigos de tal proeza. Cuando el brillo cesó, una espada apareció, flotando en el aire, y Milhtred avanzó y la sujetó de la empuñadura con su mano derecha.

El hombre que había desarmado a Milhtred minutos antes estaba sorprendido y asustado, pero su arrogancia lo empujó a demostrar un falso valor, y grito con fuerza: Tu brujería no me asusta, yo soy Caladar y pertenezco a la guardia del nuevo Rey oscuro, y su voluntad es absoluta.

Milhtred permaneció en silenció, provocando la furia de su adversario, por lo que el hombre lo atacó, pero en esta ocasión fue todo lo contrario, fue la fina espada la que se rompió cual si fuera cristal ante el mínimo contacto con la misteriosa espada que empuñaba el joven guerrero.

Fue imposible para caladar seguir ocultando el terror que había en su corazón y retrocedió casi inconscientemente. Entonces para su sorpresa una espada lo atravesó por la espalda. Antes de morir vio a su verdugo, era su propio compañero el que lo había asesinado.

Sara que estaba libre corrió hacia Milhtred, que estaba intrigado ante la escena que se desarrollaba ante sus ojos. Después de matar a Caladar, el misterioso hombre, acabo con la vida de sus dos acompañantes que habían resultado heridos. Y después dirigió su mirada a los dos jóvenes y dijo: El nuevo Señor que reina en la fortaleza oscura es sabio, él predijo el despertar de Forthia, la espada de la ventisca.

Para Sara, fue motivo de sorpresa y duda, sería cierto lo que ese hombre decía, en verdad, una de las espadas de Valdum estaba ahora en poder de su hermano. Ella miró a Milhtred, pero él no parecía el mismo, sus ojos reflejaban mucha ira, acaso Forthia, esa misteriosa espada, era lo único que había despertado, o en realidad el mismo Valdum regresó de la muerte y ahora ocupaba el cuerpo de su hermano.

Texto agregado el 30-07-2006, y leído por 217 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
15-02-2007 Aventura y magia magnificamente narrado. Voy corriendo al que sigue. estrellitas kone
17-08-2006 perfecto ********* GEHENA
02-08-2006 Me ha gustado muchísimo este pedido, y el comienzo deja claro que esta historia tiene que crecer y desarrollarse muchísimo. Con toda la intriga que has sabido despertar en mí, te dejo mis felicitaciones y mis ansias de que pronto cuelgues un nuevo capítulo. Un fuerte abrazo Ikalinen
30-07-2006 Una narración que alterna la primera y la tercera persona. Excelentemente narrado...devoré tus letras. Buen plateamiento y magnífico nudo que entusiasma al lector, a la espera del próximo capítulo. Mis estrellas. eneas
 
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