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Seguí caminando hasta conseguir lo que buscaba, perderme, apartarme del grupo con el cual había salido de la ciudad hacia el bosque para sentirme mejor. Ya era casi el atardecer y volver era peor, así que con una linterna continué mi camino en busca de algo, cualquier cosa que estremeciera la angustia, el vacío que tenía en el alma. De pronto me vi caminando por un valle en donde no había plantas, todo era tierra, dura, seca, sin vida… Llegué a una pequeña loma, me detuve sobre ella y pude mirar aun el sol que no terminaba de apagarse… Aquella escena apaciguó mi ansiedad, pero, al mirar hacia abajo vi algo que me hipnotizó. Me hallaba frente a una fosa, amplia y honda, contorneada por tierra húmeda y poblada por huesos, huesos blancos y todos debidamente ordenados… Pensé que alucinaba pero no fue así. Allí estaban los huesos, de todo tamaño y muy bien cuidados. Había cráneos, húmeros, tibias, clavículas, fémures… una gran variedad de huesos, y todos muy bien cuidados, blanquecinos, como si fuera una sala de exhibición, un museo natural. Me fijé si había alguien por la zona pero nada, todo era silencio. Era extraño pues hacía poco estaba metido en un bosque lleno de hojas, con el aire que las frisaba y ahora... en medio de una fosa común. Estaba por irme cuando vi que los huesos empezaron a moverse como si fueran absorbidas por el centro del forado… Y todo esto ocurría en un silencio de cementerio. Me pregunté si esto no era más que una alucinación. No, aún seguían amontonándose en el centro del hoyo, y siempre en silencio. Cuando cesó este movimiento vi que frente a mí estaba el formato de un hombre bastante grande. Este se sentó a un lado del hoyo, luego, con una piedra comenzó a hacer un hoyo mas profundo. Y así estuvo durante casi toda la noche. Hasta que un chorrito de agua comenzó a brotar. No pasó mucho tiempo cuando se volvió en un lago, a pesar de que ya era de noche, el huevo de plata en el cielo me mostraba una especie de sueño, de imágenes impensadas… Frente a mí se revelaba una historia de un grupo de personas. Esto se podía lograr pues estos huesos empezaron a montar una escena al lado del lago, revelando que antes, mucho antes de que hubiera tierra en este lugar, aquí había agua, mucha agua de río. Aunque no necesitaba la linterna, la prendí y la usé para ver a uno de estos seres de hueso. Y pude apreciar que eran tan solo cráneos, húmeros, cumpliendo el papel de actores. Me sentí extraño y decidí echarme a dormir en la misma loma. Apagué la linterna y me acosté… Apenas desperté, me vi rodeado por una ruma de huesos de todos los tamaños. Me sacudí de estos y, asustado, retorné sobre mis pasos rumbo hacia el bosque, hacia el lugar en donde estaban mis amigos. Fue extraño, pues cuando les vi, no se dieron cuenta si había dormido en el campamento que habíamos formado con ellos, pero, había algo en sus rostros que me hizo sentir escalofríos… Sus ojos parecían ser unos cuencos, sus caras… tan blancas como los huesos que viera en la fosa más allá del bosque. No dije una sola palabra y me volví a la ciudad sin que nadie se diera cuenta… Ya en mi casa, prendí la televisión y vi la noticia que un grupo de jóvenes había sido arrastrado por el desborde del río… Apagué la televisión y volví a sentirme lleno de angustia y vacío…



San isidro, agosto de 2006

Texto agregado el 03-08-2006, y leído por 141 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
04-08-2006 bueno, vaquero, muy bueno.final inesperado y chonte en nepales. inakix
 
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