| La primera gota de lluviacayó sobre mi cabello...
 
 No hizo mucho ruido, no
 
 Luego llegaron más,
 muchas más...
 
 Corrí como si estuviera
 dentro de una ducha española,
 en busca de una sombra,
 pero no,
 todo era un diluvio,
 hermoso como cuando
 el tiempo llora de alegría...
 
 Me arrodillé
 y junté mis manos
 en señal de oración...
 pero no recé nada
 mas bien estuve brindando
 al cielo, al infierno
 que todo estaba hermoso,
 que el tiempo sufría soledad,
 que las aves vuelan sin nostalgia...
 
 Todo se hizo un gran charco
 y en medio de todo
 estaba mi cuerpo maltrecho,
 húmedo y tembloroso...
 Lo levanté en silencio
 y lo llevé a una sombra
 que estaba en mitad de un sendero...
 
 Pedí alimento, calor, socorro...
 Nadie dijo nada,
 todos me cerraron su atención...
 
 Salí del espacio de sus dudas
 y desnudo corrí por todo el sendero...
 A lo lejos divisé a una niña
 de ojos azules, cabello dorado,
 y un cuerpo de ángel sin alas...
 
 Me acerqué con timidez
 y ella cogió mi mano...
 Me dejé ir con ella
 y aún continuo a su lado,
 perdido en un sueño que no cesa,
 en un lugar que no se desvanece...
 Y allí, sólo allí
 puedo seguir jugando,
 respirando
 como toda criatura
 soñada del gran soñador...
 
 
 San isidro, agosto de 2006
 
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