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Inicio / Cuenteros Locales / mactub20 / Violet (Segundo episodio) Del regreso a Nantes y el fin de la guerra.

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Desde aquel primer encuentro pasarían muchos años antes que pudiera volver a verla. De ella sólo conservaba en mi memoria su nombre y su origen.
¿Qué fue de mí? El ejército francés solicitó mi presencia y no tuve alternativa alguna más que enlistarme. Mi madre cayó a mis pies suplicando que me negara a asistir, me sugirió huir. No lo hice.
Tenía todo listo. Decidí entrar a la habitación en la cual mi padre seguía encerrado, quería despedirme. Le dije unas cuantas palabras a las cuales respondió con un fuerte golpe. Caí al suelo de inmediato. En su rostro había lágrimas, sin embargo, no dijo palabra alguna. Tan pronto como me incorporé decidí salir. Fue la última vez que los vería. Mis padres murieron de tristeza y soledad, fueron arrojados a una fosa común. Jamás tendrían un altar en el cual les pudiera rezar. Los perdería para siempre.

Fueron siete largos años fuera de casa. Francia ahora se vestía de gloria. El ejército regresó a París, y yo ya era considerado héroe nacional. Deseaba volver a Nantes, ver a mi familia, contarles mis hazañas, brindarles todo lo que nuestra actual situación me imposibilitaba a darles.
Tal vez no debí haber regresado… Fue precisamente en aquel retorno que mis fantasmas comenzarían a aparecer. Primero el de mis padres, y después uno aún más reciente haría de mi vida un infierno, un infierno lleno de pasión, amor y traición.
Comencé a recorrer las calles tratando de traer a mi mente recuerdos de una Nantes que ya no existía más.
-Disculpe ¿podría ayudarme?
Era una niña, debía tener siete años, no más. Su rostro era hermoso, al verla no pude evitar sentir compasión. Sus ojos anidaban algunas lágrimas, se veía tan indefensa
-¿En qué puedo ayudarte?
-No sé cómo regresar a casa. Madame Boisoré me envió…
-¿Trabajas para madame Boisaré?
-¿Usted la conoce? ¿Podría ayudarme a regresar?

Y así lo hice, regresé para encontrarme con otra parte de mi pasado. Al llegar todas las cortesanas del lugar se abalanzaron hacia mí, parecía que ni una sola de ellas recordara que algunos años atrás era yo quien limpiaba sus cuarto y lavaba sus baños. Todas vestían elegantes atuendos. De pronto apareció ella, Cathrine. Tan bella como la recordaba, al instante todas las demás se retiraron.
-Al parecer ninguna de ellas recuerda a nuestro antiguo mozo. Bienvenido de vuelta Capitán Deuçoin.

En sus ojos había intriga y deseo, ambos sentimientos dirigidos hacia mí. Unos cuantos centímetros separaban nuestros labios. La deseaba y en aquel entonces estaba seguro que ella no rechazaría una noche conmigo. Ninguna de ellas lo habría hecho.
-La casa aún no abre.

Era ella, la misma mujer que años atrás me acogió cuando más lo necesitaba, Madame Boisoré.
Ella y yo mantuvimos una larga plática, le narré mis hazañas y ella asentía con la cabeza cada uno de mis comentarios. Fueron cuatro horas y después de ellas toqué el tema que me había llevado hasta allí.
-Por cierto, Madame. El destino, la suerte o la misma casualidad me trajeron de vuelta a aquí a través de una pequeña.
-¡Ah! Debió haber sido Marie.
Era ella, yo estaba en lo correcto. Aquella niña era el mismo bebé que había visto en el cuarto oscuro.

-ella…
-Aún no está a la venta. Lo lamento tanto capitán
-No. No era eso lo que iba a preguntar. Bueno, el punto es que me gustaría ser su tutor, si usted me lo permite.
-¿Tutor? No entiendo capitán. Usted sabe que el destino de Marie es convertirse en una cortesana. Pero usted podrá gozar de ella cuando lo desee.
-Me parece que no comprende mi petición. Deseo que ella sea mi protegida. Quiero que sea educada y vestida. Deseo volverla una dama.
-¿Una dama? Debo confesarle que cada uno de sus comentarios me sorprende más que el anterior. ¿Cuál es su interés en convertirla en una dama? No pensará…
-Le suplico no cuestione mis decisiones y las acepte. No deseo llevarla conmigo. Ella seguirá viviendo en esta casa y yo me encargaré de cubrir todos los gastos que sean necesarios.

Y al fin logré convencerla. Así volví a París, mi nuevo hogar. Dispuse de una cantidad mensual que debería ser entregada a Madame Boisoré para pagar la educación y la ropa.
Pasarían diez años más antes de que yo volviera a Nantes. Y allí comenzará la verdadera historia.

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-Hoy ofrecemos una nueva virgen.
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-Nadie ocupará mi lugar l¿o oyes violet?
-No pretendo usurpar tu lugar. Tal vez los hombre me prefiera a mí porque tu comienzas a verte vieja.
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-Te lo digo en serio Madre. Violet está enamora de ese capitán.
-Entonces deberás llevarlo a la cama antes que ella Cathrine. Haz tu trabajo, yo haré el mío.

Texto agregado el 27-08-2006, y leído por 220 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
04-09-2006 me siento como una mosca en una telaraña. espero el proximo. vipera
28-08-2006 la espera me deja con mas ganas de leer el siguiente capitulo... parece que estas tejiendo la enredada net de una historia de amor. muy bueno. Mewpher
 
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