VENTANA A LA ETERNIDAD

Sí hay algo eterno en el mundo, y de hecho todo el mundo puede ser eterno, tal es el caso de una vela de cera, que solo muere cuando su cera se ve totalmente desparramada dejando al aire la mecha, dejándola a su suerte, a que se consuma completamente; pero si existiese un contenedor mas resistente que el calor mismo que emana de su poderosa flama, este evitaría que su cera se dispersara por doquier y ya no dejaría al viento su mecha, la cual seguirá consumiéndose en el mismo punto para toda la eternidad, hasta el día que un soplo de viento o una gota de agua la apagasen.
Es así mismo la mente humana, al igual que su espíritu, si existiese un contenedor tan poderoso que contuviera las emociones que de ellos irradia, no sin evitar que se promulgase; porque aquello que se ha quemado no habrá de quemarse nuevamente y lo que oculto ha quedado, es menester de la humanidad revelarlo. Hasta el día que un gran soplo la apagase o una gran gota de agua la inundase por completo, tal vez baste con una lágrima para llenar el contenedor, o tal vez con un simple soplo humano que asfixie su fulgor.