hace falta tener tacos aguja
hace falta trabajar muchas horas
cobrar 200 pesos
pintarrajearse la cara con maquillaje vencido
tener un novio al que se lo extraña y se tiene miedo
de amar porque a veces una se siente tan miserable que,
ay,
no puedo seguir.
estudiar muchas materias y disfrutar sólo de la mitad
tener muchos amigos que también 200 pesos y
muchas horas y entonces pocos encuentros.
hasta que unos se casan y,
ahora sí nos vemos,
despedida de soltera y penes de juguete todos los tamaños,
gusto a forro en la boca y olor que se impregna y
me acuerdo otra vez del novio al que extraño y
entonces tequila que se vuelca sobre remera de salir y tacos aguja,
pero no importa porque es transparente
el tequila
y se seca
y al sexto tequila las risas hacen temblar la noche
las risas todo lo nublan
y llegamos al boliche careta
y mucha gente máscara que se encargó de combinar la ropa
(no la propia, sino la de todos, como jauría
de perras y perros
ardientes histéricos
me aburren)
y el tequila y los tacos aguja que
después de cumbia marcha reguetón
se incrustan en los pies y la cabeza y pinchan y conducen
a ese sillón berreta
y, entonces, sí:
vomito charcos y charcos de tequila en el boliche careta,
pero –por suerte- no me ensucio los zapatitos.